Trabajan como vendedores, gerentes o estudiantes, pero en la cancha enfrentan a los mejores del mundo. El Auckland City, único equipo amateur del torneo, emociona con su entrega.
16/06/2025 18:57
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Para Mario Illich, capitán del Auckland City, no hubo vacaciones familiares este año. “He tomado todas mis vacaciones anuales para este Mundial de Clubes, así que no iré de vacaciones con mi pareja este año, eso es seguro”, confesó tras la histórica goleada 10-0 sufrida ante el Bayern Múnich. Más allá del resultado, la historia del conjunto neozelandés es la de una pasión que no conoce cheques millonarios: todos sus jugadores tienen un segundo trabajo.
Illich, por ejemplo, trabaja en el Departamento de Ventas de una de las empresas de gaseosas más famosa del mundo. Su compañero Angus Kilkolly, delantero del equipo, es gerente de ventas de una empresa de herramientas eléctricas.
“Empiezo a las 7:30 de la mañana, luego entreno tres o cuatro veces por semana y vuelvo a casa a las 9 de la noche. Para estar aquí, tuve que pedir vacaciones sin sueldo”, relató.
El caso de Conor Tracey, el portero, también ilustra el sacrificio. Maneja un montacargas en una farmacéutica y debe combinar vacaciones pagadas con días no remunerados.
“Sufriré un poco con el alquiler, las facturas y demás, pero jugar contra el Bayern, el Benfica y Boca, sin duda vale la pena”, afirmó.
Auckland City es el equipo más laureado de Oceanía, con 13 títulos de Champions continental (siete consecutivos), 28 trofeos locales y 10 participaciones en el Mundial de Clubes. Pero sigue siendo un club amateur. Su presencia en el torneo ha reabierto el debate sobre el formato del “Mundialito” y la desigualdad entre clubes. Sin embargo, en medio del profesionalismo, el Auckland recuerda que el fútbol también puede vivirse como una aventura de amor y esfuerzo.
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