Bolivia bajo alerta: ¿Se aproxima una hambruna por crisis económica?

Bolivia enfrenta un riesgo creciente de inseguridad alimentaria aguda, con advertencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre una posible hambruna. Factores como la alta inflación persistente, la disminución de las reservas de divisas extranjeras y la escasez de combustible están erosionando la capacidad de importación y el poder adquisitivo de los hogares bolivianos, limitando severamente su acceso a los alimentos.

¿Por qué se afirma que hay un riesgo de hambruna?

La alerta de la ONU, a través de informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), se basa en varios puntos críticos:

• Inflación descontrolada: Bolivia experimenta una inflación interanual que supera las cifras de los últimos 30 años. Esta alza de precios hace que la canasta familiar sea cada vez menos asequible para la mayoría de la población.
• Escasez de divisas: La falta de dólares en el país ha generado un mercado paralelo de divisas y limita la capacidad de Bolivia para importar bienes esenciales, incluidos alimentos y combustible.
• Crisis de dombustible: La escasez de diésel y gasolina es cada vez más frecuente y prolongada. Bolivia depende en gran medida de las importaciones de combustible (casi el 90% del diésel y el 56% de la gasolina). Esta situación no solo afecta al transporte pesado y la logística, sino que también obstaculiza gravemente las actividades agrícolas, reduciendo aún más la producción de alimentos como el maíz, ya golpeada por una cosecha inferior a la media en 2024.
• Impacto en la población: A octubre de 2024, se estimaba que cerca de 2.2 millones de personas, el 19% de la población boliviana, ya se encontraban en situación de inseguridad alimentaria aguda. La directora regional del PMA para América Latina y el Caribe, Lola Castro, señaló que los salarios mínimos no alcanzan para cubrir la canasta básica.
• Factores adicionales: A la crisis económica se suman factores como cierres de vías de comunicación por conflictos políticos, así como desastres naturales recientes como grandes inundaciones e incendios sin precedentes, que han afectado la producción agrícola y la infraestructura.

¿Qué va a pasar y cuándo se sentirá el impacto?

Según las proyecciones de la FAO y el PMA, se prevé un deterioro continuo de la inseguridad alimentaria aguda entre junio y octubre de 2025. Esto significa que el impacto de la crisis económica en el acceso a los alimentos se hará más evidente y severo en los próximos meses.

La capacidad de importación del país continuará erosionándose, y el poder adquisitivo de los hogares seguirá disminuyendo, lo que limitará aún más la posibilidad de las familias de comprar alimentos. Además, se espera que la escasez de combustible siga afectando negativamente las actividades agrícolas, lo que podría llevar a una reducción aún mayor en la producción local de alimentos.

En resumen, Bolivia se encuentra en un punto crítico donde la combinación de factores económicos y logísticos amenaza con agravar significativamente la situación alimentaria de su población en el corto y mediano plazo. Las autoridades están bajo presión, con crecientes manifestaciones y demandas de soluciones a una crisis que parece irreversible en el corto plazo.