Exportaciones de aceite refinado de soya caen un 49% y reflejan efectos de la política de abastecimiento interno

Las exportaciones bolivianas de aceite refinado de soya registraron una drástica caída del 49% en volumen y valor durante los primeros cinco meses de este año, según un informe presentado por la Aduana Nacional. Entre enero y mayo de 2025, Bolivia exportó 48.942 toneladas del producto por un valor de 56 millones de dólares, en marcado contraste con las 130.582 toneladas y los 135,8 millones de dólares exportados en el mismo periodo de 2024.

La presidenta de la entidad, Karina Serrudo, detalló que la contracción no solo es severa respecto al último año, sino también frente al promedio de los últimos tres años, que se ubicaba en 98.000 toneladas y 125 millones de dólares por gestión.

“Las exportaciones de este producto cayeron considerablemente este año. Si comparamos con el periodo 2021-2023, el descenso es aún más evidente”, advirtió Serrudo durante un acto público en la ciudad de Santa Cruz.

Según la autoridad aduanera, este retroceso está estrechamente ligado a las regulaciones de abastecimiento interno, en particular al cumplimiento del Certificado de Abastecimiento y Precio Justo, exigido por el Viceministerio de Comercio y Logística Interna, en aplicación del Decreto Supremo 725. Esta normativa impone restricciones a la exportación de productos estratégicos para garantizar la provisión del mercado nacional y evitar distorsiones de precios.

“El objetivo es garantizar que primero se cubran las necesidades alimentarias de la población. Si se permitiera exportar toda la producción, eso sería imposible”, remarcó Serrudo.

Actualmente, el 100% del aceite refinado de soya boliviano exportado tiene como destino países de América del Sur, con Perú, Colombia y Chile como principales compradores. La concentración geográfica podría representar una oportunidad de consolidación, pero también un riesgo si persisten las restricciones internas.