En la universidad, la investigación deja de ser únicamente una exigencia académica y se transforma en una herramienta para el aprendizaje autónomo y significativo.
23/12/2025 13:04
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En la educación universitaria actual, el desarrollo de competencias es un objetivo prioritario para la formación integral de los estudiantes. Las instituciones de educación superior enfrentan el desafío de preparar profesionales capaces de analizar la realidad, generar conocimiento y proponer soluciones fundamentadas ante problemáticas complejas.
Mario Ariel Quispe, Jefe de Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) en la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) sostiene que los modelos pedagógicos innovadores han cobrado relevancia, destacando el aprendizaje personalizado como un enfoque clave para fortalecer dichas competencias.
“En la actualidad, el aprendizaje personalizado se ha consolidado como uno de los enfoques pedagógicos más prometedores en la búsqueda de una educación más equitativa, significativa y alineada con las demandas del siglo XXI”, explica el académico.
Estrategias prácticas para fortalecer la investigación universitaria
El desarrollo de competencias investigativas implica habilidades como la indagación, el análisis crítico de información, la formulación de hipótesis y la comunicación de resultados. Estas capacidades son esenciales en un entorno caracterizado por la incertidumbre y la sobreabundancia de datos.
“La formación investigativa se ha convertido en un eje transversal en los diferentes niveles de educación, ya que la capacidad de indagar, analizar información, plantear hipótesis y proponer soluciones fundamentadas constituye una competencia esencial”, agrega Quispe.
En la universidad, la investigación deja de ser únicamente una exigencia académica y se transforma en una herramienta para el aprendizaje autónomo y significativo.
Una de las principales estrategias es integrar la investigación desde los primeros semestres de formación. Cuando el estudiante se familiariza tempranamente con la búsqueda de fuentes académicas, la formulación de problemas y la argumentación, la investigación deja de percibirse como un requisito final y se convierte en una herramienta permanente de aprendizaje.
Aprendizaje activo y colaborativo potencia habilidades críticas
Asimismo, la enseñanza de la metodología de la investigación debe ser práctica y aplicada. Más allá de los conceptos teóricos, es fundamental que los estudiantes aprendan investigando: analizando casos, revisando documentos, comparando realidades o resolviendo problemáticas de su entorno. El aprendizaje basado en proyectos (ABP) y en problemas reales fortalece el pensamiento crítico y la capacidad de análisis.
“Este enfoque (ABP) se aleja de la enseñanza tradicional y motiva a los estudiantes mediante el planteamiento de preguntas o retos significativos. Al trabajar en soluciones concretas, los alumnos no solo adquieren conocimientos, sino que también aprenden a aplicarlos de manera práctica”, explica Ariel Villarroel, miembro de JEA en Unifranz.
Otro aspecto clave es el fortalecimiento de la lectura crítica y la escritura académica. En la actualidad, el acceso a la información es inmediato, pero no siempre confiable. Por ello, es indispensable que el estudiante aprenda a evaluar la calidad de las fuentes, identificar posturas teóricas, argumentar con evidencia y respetar la ética académica mediante una correcta citación.
“La lectura ayuda a conocer nuevas cosas. Se vuelve una fuente de conocimiento en distintas ramas. Los libros especializados y las obras literarias documentales son considerados fuentes de información esenciales para la educación y formación académica”, sostiene Roly Lázaro, administrador y gestor de bibliotecas en Unifranz.
El trabajo colaborativo también cumple un rol central en el desarrollo de competencias investigativas. Investigar en equipo fomenta el intercambio de ideas, la discusión académica y la construcción colectiva del conocimiento, habilidades esenciales en el ámbito profesional y científico. A su vez, la retroalimentación constante del docente, a través de tutorías y acompañamiento, permite orientar el proceso y fortalecer la autonomía del estudiante.
Sobre el trabajo colaborativo, Pablo Ardaya, director nacional de Capital Humano en Unifranz, sostiene que el trabajo individual puede ser muy importante, pero no es igual a la sinergia que se consigue cuando el talento trabaja en conjunto. “Permite tener un enfoque variado, con diferentes puntos de vista y una diversidad de gente y competencias, con lo cual los problemas se abordan de una mejor manera”, explica.
Tecnología y divulgación: herramientas esenciales en la investigación
En la actualidad, la tecnología es una aliada fundamental de la investigación universitaria. El uso de bases de datos académicas, gestores bibliográficos, plataformas colaborativas y herramientas de análisis facilita el acceso a la información y optimiza los procesos investigativos. No obstante, su uso debe ir acompañado de criterios éticos y académicos claros.
La divulgación o presentación de los resultados de investigación es una etapa esencial. Participar en ferias, congresos, revistas estudiantiles o espacios de socialización fortalece la confianza del estudiante, valida su trabajo y contribuye a la cultura investigativa institucional.
Desarrollar competencias investigativas en estudiantes universitarios no solo mejora la calidad académica, sino que forma profesionales críticos, éticos y comprometidos con su realidad. La investigación es una competencia clave para aprender, innovar, transformar y dar soluciones reales a la sociedad desde la academia.
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