Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el burnout, también conocido como agotamiento laboral, afecta a una parte importante de los trabajadores.
07/10/2025 14:02
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El síndrome de burnout, también conocido como “síndrome del trabajador quemado”, se ha convertido en una de las principales amenazas silenciosas para la salud mental en la actualidad. Reconocer sus señales a tiempo y aprender a combatirlo puede marcar la diferencia entre el desgaste crónico y una vida laboral saludable.
Karina Sánchez Apaza, docente de la carrera de Psicología en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que el síndrome de burnout puede contribuir al deterioro de la salud mental y física del individuo.
“Las personas más vulnerables al burnout suelen ser aquellas que se involucran profundamente con su trabajo”, sostiene Sánchez, De la misma manera, asegura que esta afección se atraviesa por tres fases clásicas: la fase de agotamiento emocional, la fase de despersonalización o cinismo, y la fase de falta de realización personal.
La académica destaca que estas fases reflejan el deterioro progresivo del bienestar emocional y la satisfacción laboral.
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el burnout, también conocido como agotamiento laboral, afecta a una parte importante de los trabajadores. Este problema es especialmente común en profesiones que requieren una gran carga emocional, como la salud, la educación y la tecnología.
La OMS, en 2019, incluyó oficialmente el burnout en la Clasificación Internacional de Enfermedades, reconociendo como un fenómeno relacionado con el entorno laboral. Esto significa que, aunque no se considera una enfermedad por sí sola, sí es una condición que surge a causa del trabajo.
Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir esta afección se encuentran: una carga de trabajo excesiva, la falta de apoyo social, el desequilibrio entre la vida laboral y personal, y la percepción de injusticia en el lugar de trabajo. Estos elementos, combinados o por separado, pueden afectar seriamente el bienestar físico y emocional de las personas.
Cómo reconocer el burnout
Entre los primeros signos de alerta se encuentran los dolores de cabeza frecuentes, el insomnio, la irritabilidad, la dificultad para concentrarse y la pérdida de interés por las actividades que antes resultaban gratificantes. A menudo, el burnout se confunde con simple cansancio o con depresión, pero se diferencia en que está directamente relacionado con el entorno laboral o académico.
También pueden presentarse síntomas físicos como cansancio constante, incluso después de dormir bien, insomnio, dolores de cabeza, musculares o problemas digestivos. En el comportamiento, se puede notar aislamiento social, baja productividad, procrastinación o aumento en el consumo de sustancias como cafeína o alcohol.
Sentirse cansado no es lo mismo que estar exhausto emocionalmente. El burnout es una condición psicológica y física que surge del estrés laboral prolongado, especialmente cuando las demandas del entorno superan los recursos personales para enfrentarlas. Este fenómeno afecta a millones de personas, desde profesionales de la salud hasta docentes, ejecutivos y estudiantes universitarios.
Cómo combatir el burnout de forma sencilla
Para combatirla, se requiere un enfoque integral. No basta con descansar un fin de semana o tomarse vacaciones: es necesario replantear hábitos, límites y prioridades. La prevención comienza por reconocer las señales y actuar antes de que el agotamiento se cronifique. Algunas de las estrategias más efectivas destacan:
1. Aprender a desconectarse. Establecer límites claros entre la vida laboral y personal, evitando llevar trabajo a casa o revisar correos fuera del horario.
2. Gestionar el tiempo. Priorizar tareas y delegar cuando sea posible reduce la sobrecarga mental.
3. Cuidar el cuerpo. Dormir bien, alimentarse adecuadamente y practicar actividad física ayudan a reducir los niveles de estrés.
4. Expresar emociones. Hablar de lo que se siente con colegas, amigos o profesionales de la salud mental evita el aislamiento.
5. Buscar propósito. Recordar el sentido del trabajo o reconectarse con metas personales da energía y dirección.
Un análisis de varios estudios realizado en 2020 encontró que el burnout, o agotamiento laboral, está relacionado con problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, así como con problemas físicos como enfermedades del corazón e insomnio. También se asocia con una menor productividad en el trabajo y un aumento en la rotación de personal, ya que las personas afectadas tienden a cambiar de empleo con más frecuencia.
“Es crucial buscar el apoyo de profesionales de la salud mental para abordar tanto los aspectos emocionales como las fuentes de estrés laboral”, enfatiza la académica.
También es útil organizar el tiempo con técnicas como el método Pomodoro y aprender a poner límites, por ejemplo, no responder correos fuera del horario laboral. En el trabajo, hablar con los jefes sobre la carga de tareas, fomentar buenas relaciones con compañeros y promover políticas de bienestar ayudan a reducir el desgaste.
Si el entorno laboral es tóxico o muy exigente, puede ser necesario impulsar cambios o incluso considerar un nuevo empleo. Combatir el burnout requiere acciones concretas, tanto individuales como colectivas. Es importante promover un ambiente de apoyo, comunicación abierta y reconocimiento, esto puede reducir drásticamente los casos de burnout. En algunos casos, buscar ayuda profesional, como la terapia cognitivo-conductual, puede ser muy eficaz.
“Las empresas deben promover una cultura que valore el bienestar de los empleados, ofrecer programas de apoyo psicológico, fomentar un equilibrio entre trabajo y vida personal, y estar atentas a signos de agotamiento en sus empleados”. enfatiza la especialista.
Esta afección no aparece de un día para otro. Se gesta lentamente, en silencio, hasta que el cuerpo y la mente dicen “basta”. Reconocerlo a tiempo es el primer paso hacia la recuperación. Combatirlo implica un cambio cultural: entender que el éxito no se mide solo por la productividad, sino por la capacidad de mantener la mente y el corazón en equilibrio.
El descanso parece un lujo, pero aprender a detenerse se convierte en un acto de salud y de inteligencia emocional.
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