Descubrió que tenía VIH por ‘pura casualidad’: Conoce su impactante historia

Christopher Klettermayer, un austriaco de 38 años, recibió la noticia que cambiaría su vida en un monasterio de meditación hinduista en India, un lugar donde, por coincidencia, todos los asistentes debían someterse a una prueba de VIH.

Con un historial médico limpio y sin pertenecer a un grupo de riesgo, nunca imaginó que el diagnóstico sería positivo. “Siendo blanco y heterosexual, pensaba que nunca daría positivo”, cuenta, recordando el shock que vivió al enterarse. “Ningún doctor me hizo la prueba porque no formaba parte del grupo de riesgo. El diagnóstico en India lo recibí por pura casualidad y me puso en un estado de shock total”, agregó.

El diagnóstico, recibido en 2014, lo obligó a replantear su vida. En lugar de ser una condena, se dio cuenta de que el VIH, en pleno siglo XXI, no debía dominar su existencia. A pesar de los miedos iniciales y el estigma, Christopher se sumergió en la educación sobre el virus, desafiando los prejuicios que rodean la enfermedad y la masculinidad.

“¿Por qué a mí?”

Y eso hizo. Christopher pasó las 48 horas que siguieron a la dura noticia investigando y descubrió conceptos como el de límite de detección, carga viral, además de calmar aquel temor que sintió de nunca volver a ser aceptado, de no poder tener hijos o una familia y de no poder volver a tener momentos de intimidad.

Hoy, años después, relata su experiencia con un tono de resiliencia. Aunque el virus no tiene cura, los tratamientos antirretrovirales le han permitido llevar una vida saludable. Sin embargo, el verdadero desafío ha sido enfrentar el estigma social.

La idea de ser visto como “el chico con VIH” lo perseguía, pero con el tiempo, entendió que el virus es solo una parte de su identidad.

“Creo que ese es otro aspecto del VIH: vivir constantemente con el miedo de que te descubran. Tienes que tener cuidado con lo que dices y las consecuencias que eso puede tener. Es como vivir la vida de un doble agente”, prosigió.

Christopher se ha convertido en defensor de la educación sobre el VIH, usando su historia para inspirar a otros a no esconder su condición. “El conocimiento dispersa el miedo”, afirmó, alentando a las personas a tomar el control de sus vidas sin dejar que el VIH defina su futuro.