Nicolás Maduro lo interpreta como una amenaza directa de invasión y ordenó el alistamiento obligatorio de la milicia.
25/08/2025 11:50
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El arribo de tres destructores lanzamisiles de Estados Unidos al Caribe, frente a las costas de Venezuela, ha encendido nuevamente las alarmas sobre una posible intervención militar. Washington asegura que el despliegue busca frenar el narcotráfico, pero en Caracas, Nicolás Maduro lo interpreta como una amenaza directa de invasión. Su respuesta ha sido inmediata y polémica: ordenar el alistamiento obligatorio en la Milicia Bolivariana, incorporando a millones de civiles al aparato militar del Estado.
En un acto con diputados del Parlamento, Maduro acusó a EE.UU. de planear un “zarpazo terrorista militar” y llamó a los venezolanos a estar listos para la defensa. “Estamos en una batalla de David contra Goliat, y todos debemos estar preparados”, declaró. Según el mandatario, la Milicia Bolivariana ya cuenta con 4,5 millones de integrantes, aunque expertos consideran esa cifra imposible de verificar.
La oposición rechaza este discurso. “No logra 4,5 millones de votos en una elección, ¿cómo va a tener 4,5 millones de milicianos?”, cuestionó el analista político Edward Rodríguez, quien ve en el reclutamiento una estrategia de control social bajo la excusa de la defensa nacional.
Reclutamiento bajo presión
El llamado no se presenta como voluntario, sino como un deber obligatorio de los ciudadanos. En barrios y comunidades se reportan presiones a trabajadores del sector público, estudiantes y amas de casa para integrarse a la milicia, una fuerza paralela a la Fuerza Armada que depende directamente del Ejecutivo.
De acuerdo con organizaciones de derechos humanos, estas medidas incrementan la militarización de la vida cotidiana en un país que enfrenta una crisis económica de más de una década.
Desde la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt advirtió que Trump “está preparado para usar todos los medios del poder estadounidense” y reiteró que Maduro encabeza un “cartel del narcoterror”. Además del despliegue naval, se evalúa el envío de 4.000 marines a la región, mientras EE.UU. mantiene la oferta de 50 millones de dólares de recompensa por la captura del mandatario venezolano.
¿Amenaza real o propaganda política?
Analistas como Mariano de Alba consideran “poco probable” una invasión militar, interpretando el despliegue de buques como una operación de presión psicológica.
Sin embargo, advierten que el escenario le sirve a Maduro para reforzar su narrativa del enemigo externo, justificar el reclutamiento forzoso y consolidar su control interno. “Es el escenario perfecto para purgas dentro del chavismo y para endurecer la persecución contra opositores”, señaló De Alba.
Mientras tanto, la población vive entre la incertidumbre y la urgencia del día a día. “Si uno no trabaja, no come. No podemos esperar a los gringos”, expresó Wendy Ramírez, bibliotecaria caraqueña de 35 años. Otros, apelando al discurso oficial, aseguran estar dispuestos a resistir. “Somos hijos de Bolívar y responderemos”, afirmó Gloria Hernández, de 70 años.
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