“No quiero perderlo”: El último mensaje de Chiaki Inada, la japonesa que murió en el Huascarán en Perú

Este jueves se confirmó el fallecimiento de Chiaki Inada, montañista japonesa de 40 años, durante una expedición al nevado Huascarán, el punto más alto del Perú. La causa, hipotermia y edema cerebral producto de las extremas condiciones en la cordillera blanca. Su compañera, Saki Terada (36), logró sobrevivir y fue evacuada en estado grave a la ciudad de Huaraz.

Chiaki era madre de un niño de tres años, a quien dejó en Japón antes de emprender la travesía. En sus redes sociales, compartía con entusiasmo fotos familiares y momentos junto a su esposo y su pequeño, mezclando su amor por la montaña con el de su rol de madre y cirujana plástica. Pero esta vez, la decisión de partir no fue fácil.

"La tristeza de estar lejos de mi hijo durante 4 semanas comenzó a construirse sobre mí", confesó en una publicación de Instagram previa al viaje. A pesar de las dudas, Chiaki emprendió el ascenso al Huascarán, una montaña majestuosa y peligrosa que cobra vidas cada año.

El intento por alcanzar la cumbre de 6.768 metros se tornó trágico cuando las condiciones climáticas adversas y la falta de oxígeno comenzaron a afectarlas. A más de 6.500 metros de altitud, sin guía y sin una ruta clara de evacuación, Chiaki quedó atrapada. Su compañera, con las pocas fuerzas que le quedaban, activó un dispositivo Garmin InReach que envió una alerta satelital hasta una base en Estados Unidos, lo que permitió coordinar con las autoridades peruanas el rescate.

El operativo de búsqueda, llevado a cabo por la Policía Nacional del Perú y guías de montaña locales, halló a Terada con deshidratación severa y quemaduras en extremidades. Chiaki, sin embargo, ya no presentaba signos vitales.

El doloroso contraste entre ambas historias ha estremecido a la comunidad del montañismo y al público en general. Especialistas cuestionan la decisión de escalar sin guía en una de las zonas más letales de los Andes, donde las temperaturas bajan hasta -15 °C y el riesgo de mal de altura es extremo.

Pero más allá del riesgo técnico, esta tragedia es también una historia profundamente humana. Chiaki dejó constancia de sus dudas, de su amor de madre, de su lucha interna antes de partir: "Hablé de ir a Perú por mucho tiempo. Sin saber cuánto me entenderían, pero dije: ¿No puedo quedarme aquí?"

Hoy, su hijo la espera sin saber que su madre no volverá. Descansa en paz, Chiaki Inada. Que tu historia no solo inspire a quienes aman la montaña, sino también a quienes saben que ningún sueño vale más que la vida misma.