La reconstrucción de los hechos determinó que el sujeto abandonó el auto en llamas sin realizar ningún intento por rescatar a su hija, dejándola morir calcinada.
21/11/2025 20:52
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La justicia estadounidense condenó a Nicholas Stemen, de 34 años, a una pena de entre 22 y 31 años de prisión por la trágica muerte de su hija de dos años, Lillyanna Stemen, a quien abandonó en un auto en llamas tras un accidente provocado mientras conducía bajo los efectos del alcohol en septiembre de 2024.
El caso, ocurrido en el condado de Allen, Ohio, Estados Unidos, conmocionó a la comunidad debido a los detalles espeluznantes de la negligencia paterna.
El accidente y la falsa declaración
El fatal suceso ocurrió el 24 de septiembre de 2024. Según la reconstrucción judicial, Stemen conducía en estado de ebriedad —admitió haber consumido al menos 10 bebidas alcohólicas y aseguró haberse "desmayado" al volante— cuando sufrió un grave accidente automovilístico. Tras el impacto, el vehículo se incendió, reporta People.
Stemen logró salir ileso del coche, pero abandonó a su pequeña Lillyanna en el asiento trasero.
Cuando la Policía del Condado de Allen llegó al lugar, encontraron el vehículo completamente envuelto en llamas y a Nicholas Stemen de pie a un lado, "visiblemente molesto". Los agentes notaron que el hombre tenía los ojos inyectados en sangre, balbuceaba y emanaba un fuerte olor a alcohol, publica TN.
Al ser interrogado sobre si había alguien más en el coche, Stemen mintió a las autoridades, afirmando que viajaba solo y que su hija se encontraba bajo el cuidado de su abuelo.
El macabro descubrimiento
La verdad salió a la luz después de que los bomberos lograron extinguir el fuego. Al revisar el vehículo calcinado, los investigadores descubrieron el cuerpo de la niña de dos años en el asiento trasero.
La reconstrucción de los hechos determinó que Stemen abandonó el auto en llamas sin realizar ningún intento por rescatar a su hija, dejándola morir calcinada.
Finalmente, Stemen fue declarado culpable de múltiples cargos, incluyendo incendio provocado con agravantes, homicidio involuntario (manslaughter) y poner en peligro a un menor.
La sentencia se dictó esta semana, condenándolo a un total de 22 a 31 años de cárcel por el brutal acto de negligencia y las mentiras posteriores a la tragedia. La pequeña Lillyanna fue recordada en su obituario como una niña "cariñosa, inteligente, extrovertida y llena de energía".
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