¡Por tres años! Una madre logró ocultar a su pequeña hija de su familia

Una madre fue sentenciada a siete años y medio de prisión por mantener a su hija encerrada en un cajón bajo su cama durante casi tres años en condiciones de total aislamiento. La menor, que nunca fue presentada al mundo exterior, fue alimentada exclusivamente con cereal con leche y no tuvo contacto con otras personas, lo que resultó en un desarrollo físico y mental severamente afectado, llegando a tener el aspecto de una niña de solo siete meses a pesar de su edad real.

Los hechos ocurrieron en Cheshire, Reino Unido, donde la niña, descubierta semanas antes de cumplir tres años, vivió prácticamente en cautiverio. La Fiscalía detalló que durante este tiempo, la niña no socializó ni interactuó con nadie más, lo que provocó que su desarrollo se detuviera, teniendo una edad de desarrollo de entre 0 y 10 meses. Su aspecto al ser encontrada era alarmante: tenía el cabello enmarañado, erupciones en la piel y algunas deformidades.

La niña fue descubierta de manera accidental por la pareja de la madre, quien, al quedarse en la casa familiar, escuchó el llanto proveniente del cajón. Al confrontar a la madre, esta no mostró remordimiento ni emoción alguna, según testimonios de los trabajadores sociales que atendieron el caso. La mujer, que vivía con sus padres y otros hijos, admitió haber ocultado a la niña no solo de su pareja, sino también de sus otros hijos, quienes no sabían de su existencia.

La mujer fue condenada por cuatro cargos de crueldad infantil. En su defensa, alegó que no sabía que estaba embarazada y que al dar a luz se sintió "realmente asustada". Aseguró que el cajón nunca estuvo cerrado y que la bebé no permaneció allí todo el tiempo, aunque reconoció que no la consideraba “parte de la familia”. Según su abogado defensor, la mujer sufría problemas de salud mental y había experimentado una relación volátil con el padre de la niña, además de haber atravesado los confinamientos impuestos por la pandemia de COVID-19.

El juez, al dictar la sentencia, calificó la situación como una "muerte en vida" para la menor, cuyo desarrollo físico, psicológico y social se vio gravemente afectado. Tras su rescate, la niña fue diagnosticada con desnutrición, deshidratación y un paladar hendido no tratado. Actualmente, se encuentra en un hogar de crianza y, según el juez, es una “niña pequeña inteligente” que comienza a mostrar señales de recuperación tras haber vivido una experiencia "casi mortal" en su cautiverio.

Este caso resalta la gravedad del abuso infantil y el sufrimiento que puede provocar el aislamiento extremo y la negligencia, dejando una profunda huella en la vida de una niña que ahora lucha por recuperar su infancia.