Putin reactiva el grupo Wagner: Mercenarios rusos vuelven a la primera línea de combate en Ucrania

Los mercenarios del antiguo Grupo Wagner regresaron a Ucrania, esta vez bajo el mando directo del Kremlin y con una estructura renovada. Esta acción se produce después de la muerte del líder del grupo, Yevgueni Prigozhin, en un oscuro accidente de aviación el pasado mes de agosto, lo que dejó el futuro de la organización en entredicho.

El presidente ruso, Vladimir Putin, tomó la iniciativa de reconstruir esta corporación de soldados a sueldo, que ahora opera bajo una nueva identidad y sin utilizar el nombre de Wagner ni sus distintivos anteriores. Para evitar posibles rebeliones como la liderada por Prigozhin en julio, el Kremlin restauró el grupo con individuos leales y bajo la estricta supervisión de los servicios de inteligencia rusos, especialmente el GRU (Inteligencia Militar Rusa).

Un experto en estrategia militar del Ejército de Tierra español señala: “La inteligencia militar rusa, el GRU, está tomando bajo su control al grupo Wagner y es quien lo dirige en la sombra. Se ha centrado sobre todo en controlar los altos mandos porque Prigozhin era un verso suelto y Dmitri Utkin, que era el jefe militar del grupo y murió en el mismo accidente de aviación, actuaba un poco por libre”.

La nueva dirección del grupo está a cargo de Andréi Tróshev, excoronel del ejército ruso y uno de los altos mandos de la compañía de mercenarios que permaneció fiel a Putin durante la rebelión de Prigozhin. Su tarea principal es reorganizar el grupo, eliminar a los disidentes contrarios a Putin y reclutar nuevos voluntarios para combatir en Ucrania.

Los mercenarios de Wagner ya se encuentran combatiendo en Bajmut, una zona que había sido problemática para las tropas rusas. Su experiencia en combate urbano y su conocimiento de la región los hacen valiosos para estabilizar la situación.

A pesar de que la relación entre el Kremlin y los mercenarios es pública, la estructura del nuevo grupo se mantiene oficialmente como una “compañía privada”. Esto permite a Moscú utilizarlos en cualquier lugar del mundo sin reconocer una implicación directa de Rusia en el conflicto, lo que ha sido una estrategia recurrente del Kremlin en sus operaciones en el extranjero.