¿Se acerca el fin? Alerta máxima por un megaterremoto que dejaría más de 300 mil muertos

El gobierno japonés emitió una grave advertencia sobre la inminente amenaza de un megaterremoto y tsunami a lo largo de la fosa de Nankai, una catástrofe que, según las estimaciones más recientes, podría dejar un saldo de más de 300 mil víctimas mortales. Aunque los sismos son impredecibles, las autoridades están revisando los planes de prevención para designar áreas prioritarias ante este escenario devastador.

El epicentro de esta preocupación se centra en la fosa de Nankai, una fractura de 800 kilómetros que se extiende desde Shizuoka, al oeste de Tokio, hasta el extremo sur de la isla de Kyushu. En esta zona, la placa tectónica oceánica del mar de Filipinas se desliza lentamente bajo la placa euroasiática en un proceso de subducción, creando las condiciones para un evento sísmico de gran magnitud, publica el portal ADN40Mx.

Históricamente, la fosa de Nankai ha sido escenario de megaterremotos cada 100 o 200 años, siendo el último en 1946. Basado en este patrón, los expertos estiman una alta probabilidad de que un terremoto de gran escala ocurra en los próximos 30 años.

Cifras alarmantes y pérdidas millonarias

Las proyecciones del grupo de trabajo de gestión de desastres del gobierno japonés son sombrías. Se estima que el posible megaterremoto, con una magnitud de 9, y el posterior tsunami, podrían causar: 215 mil muertes por tsunami, 73 mil muertes por el colapso de edificios y 9 mil muertes por incendios. Las pérdidas económicas podrían alcanzar los 270 billones de yenes, una cifra que subraya la magnitud de la catástrofe proyectada.

Para realizar estas estimaciones, los expertos consideraron un escenario de terremoto de magnitud 9 que abarcaría desde la bahía de Suruga en la prefectura de Shizuoka hasta la costa de Hyuganada frente a la prefectura de Miyazaki en Kyushu. Posteriormente, se calcularon la intensidad sísmica y el área de inundación potencial del tsunami utilizando los datos topográficos y de suelo más recientes de las regiones afectadas.

Ante esta alarmante perspectiva, Japón se prepara para enfrentar la posible catástrofe, instando a la población a tomar las precauciones necesarias y al gobierno a fortalecer sus estrategias de respuesta a desastres.