Asegura que la abandonó entre los matorrales de la localidad El Campillo, cuando todavía estaba viva.
19/12/2018 11:10
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Una maestra desapareció el pasado 12 de diciembre y murió tras un fuerte golpe en la cabeza propinado con un objeto contundente, según el informe de la autopsia realizada al cuerpo de Laura Luelmo, quien fue asesinada a sus 22 años tras salir a realizar senderismo en El Campillo, una localidad de Huelva, España.
El sospechoso de su desaparición y posterior asesinato, confesó su crimen a la Guardia Civil en un extenso relato en el que detalló cómo engañó a la joven maestra, la forma en la que la dejó inconsciente y su supuesta defensa, alegando que la abandonó entre los matorrales de la localidad El Campillo, cuando todavía estaba viva.
El acusado es Bernardo Montoya, un gitano de 50 años, quien se contradijo en sus declaraciones intentando eludir su responsabilidad por el asesinato de la joven, aunque finalmente confeso:
“La chica salió de su casa y se me acercó a preguntarme algo. Yo estaba sentado en una silla en la puerta de la mía, que están frente a frente. Ella me dijo: '¿Hola vecino, oye sabrías de algún supermercado por aquí? Es que soy nueva'.
"Yo le respondí: 'Claro mujer', y le di una dirección. La engañé porque la mandé a un callejón sin salida donde no había supermercado ni nada.
"En cuanto se alejó un poco yo corrí por mi coche. Me monté y dando un rodeo llegué primero al callejón. Cuando la chica apareció en el callejón sin salida, se quedó como sorprendida y me preguntó: '¿Qué haces aquí?' Y mirando hacia los lados dijo: '¿Y dónde está el supermercado?'
"Entonces sin decir nada, la agarré y golpeé su cabeza contra el maletero de mi coche. Quedó inconsciente en el suelo. Tenía una cuerda en el vehículo y aproveché para atarle las manos a la espalda.
"La metí en el maletero del coche y la envolví en una manta con el propósito de agredirla sexualmente después. Conduje hasta el lugar donde la encontraron.
"Al llegar, la desnudé de la cintura para abajo y traté de violarla, pero a pesar de que ella estaba inconsciente no lo conseguí. Lo intenté, pero nada. Pero nunca la agredí sexualmente.
A sus 50 años, el homicida ya cumplió dos condenas. En 1995, asesinó a una anciana de 82 años y pasó 17 años en prisión (cinco años antes de cumplirse la totalidad de la condena). Además, pasó otros dos años por un robo con violencia, pero quedó en libertad hace pocos meses.
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