Los médicos que lo atendieron no se explican como pudo sobrevivir por tanto tiempo sin comida y con la columna rota
26/06/2019 15:45
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Un grupo de cazadores que recorría un sendero en la República de Tuva, al este de Rusia, cerca de la frontera con Mongolia, iban enfocados en la casería, hasta que en un momento dado los perros se detuvieron en el exterior de la cueva de un oso y comenzaron a ladrar de forma muy agitada.
A pesar de las órdenes de sus dueños, se negaron a seguir caminando, y ante su evidente nerviosismo, los cazadores decidieron entrar a la cueva y averiguar qué había en su interior. Cuando ingresaron se llevaron una gran sorpresa al ver a un hombre aparentemente muerto y momificado, pero todo cambió cuando aquel hombre abrió los ojos y dijo su nombre.
Tras reconocer que estaba vivo, el hombre identificado como "Alexander" fue trasladado al hospital, donde los médicos descubrieron que tenía rota la columna vertebral, la piel podrida, además de otras graves heridas.
Alexander, quien no pudo recordar su apellido ni otros datos personales contó que estuvo en la cueva del oso durante un mes pues el animal lo atacó, rompió su columna vertebral y lo arrastró a su guarida.
Se sabe que los osos pardos a veces mantienen a su presa enterrada en algún lugar del suelo para volver a ella cuando la necesitan. Sin embargo, no está claro para los médicos, cómo "Alexander" logró sobrevivir tomando en cuenta la gravedad de heridas durante tanto tiempo.
"El oso me preservó como comida para después", explicó.
Durante la pelea, el mamífero le rompió a Alexander la columna vertebral, según arrojaron los informes médicos. Esto le impidió levantarse y huir tras el ataque, pero también le hizo imposible alimentarse durante el tiempo que pasó en la guarida. Explicó que bebía su propia orina para sobrevivir.
Además, revelaron los médicos, presentaba lesiones severas y tejido podrido, por la cantidad de horas que pasó tendido en el suelo sin moverse.
El investigador de la Academia de Ciencias Rusa Ivan V. Seryodkin explicó que esta especie suele esconder la rapiña de otros depredadores, mientras esperan que la carne se descomponga hasta que esté "madura", pues prefieren comerla así.
Los osos pardos euroasiáticos pueden alcanzar 2,40 metros de altura cuando se paran sobre sus dos patas traseras. Un macho adulto pesa entre 250 y 300 kilos, mientras que las hembras oscilan entre los 150 y los 250 kilogramos.
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