El segundo caso en la historia, doce años después del primero, “muestra el camino” hacia una nueva estrategia terapéutica.
05/03/2019 16:20
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Un hombre que fue diagnosticado como portador del virus del sida (VIH) en 2003, y que nueve años más tarde desarrolló un cáncer, parece haberse curado de las dos enfermedades después de recibir un trasplante de células madre de la médula ósea. Casi tres años después del trasplante, y un año y medio después de dejar de tomar fármacos antirretrovirales, no tiene ningún rastro detectable de VIH en el organismo.
Hay un único precedente de curación del VIH, el llamado paciente de Berlín, que quedó libre del virus tras recibir dos trasplantes de médula ósea en 2007 y 2008. Desde aquel caso, los investigadores han intentado sin éxito curar a otros pacientes que han recibido trasplantes de médula. En todos los casos, el virus ha resurgido pocas semanas después de interrumpirse el tratamiento antirretroviral. La desaparición del virus en el paciente de Londres reaviva la esperanza de que la curación del VIH es posible.
Aunque se trata de un caso excepcional, “es importante porque muestra el camino para desarrollar una nueva estrategia que permita curar el VIH”, declara Javier Martínez-Picado, investigador del instituto IrsiCaixa en Badalona y coautor del estudio científico sobre este paciente.
El trasplante con células madre sirvió para hacer al paciente resistente al virus del sida.
El caso clínico se presentará hoy en Seattle (EE.UU.) en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI, por sus iniciales en inglés), que se ha convertido en el congreso científico de referencia sobre el VIH, y se publicará simultáneamente online en la revista Nature.
Los médicos que han tratado al paciente de Londres, liderados por Ravindra Gupta cuando estaba en el University College de Londres y que ahora está en la Universidad de Cambridge, evitan afirmar que esté completamente curado porque no pueden descartar que le quede algún virus escondido e indetectable en el organismo. En declaraciones a la agencia Reuters, Gupta ha dicho que está “funcionalmente curado” en la medida en que, incluso si le quedara algún virus, no necesita tratamiento antirretroviral.
“No hay ningún virus ahí que podamos medir; no podemos detectar nada” ni utilizando las técnicas más sensibles. Pero “es demasiado pronto para decir que está curado”, ha advertido Gupta.
Para preservar la privacidad del paciente de Londres, no se han hecho públicos ni su nombre, ni su edad, ni su nacionalidad, ni cómo contrajo la infección.
La clave de su curación es una proteína llamada CCR5, que se encuentra en la membrana de células del sistema inmunitario. El virus se aprovecha de esta proteína para unirse a las células que infectará y para introducir en ellas su material genético. Cuando la proteína CCR5 es anómala a causa de una alteración genética llamada CCR5 Delta 32, el virus no consigue infectar las células.
El paciente de Londres ha recibido el trasplante de médula ósea de un donante que tenía esta alteración genética, que es más común en el norte de Europa que en el sur. Tras el trasplante, su nueva médula ósea regeneró todas sus células sanguíneas, incluidas las células inmunitarias que el VIH infecta. Pero, dado que estas células tenían la CCR5 anómala, el virus ya no puede infectarlas y ha acabado siendo eliminado. “Si se encuentra una manera de desactivar esta proteína, se podrá curar la infección por VIH en otros portadores del virus”, explica Javier Martínez-Picado, de IrsiCaixa.
Según los datos presentados en Nature, al paciente de Londres le fue diagnosticada la infección por VIH en 2003. Siguiendo los protocolos de tratamiento que se aplicaban entonces, no recibió fármacos antirretrovirales hasta el 2012, momento en que el nivel de virus en la sangre cayó a niveles indetectables. Pocos meses más tarde, en diciembre del 2012, le fue diagnosticado un linfoma de Hodgkin –un cáncer que afecta a células del sistema inmunitario.
El linfoma no respondió al primer tratamiento de quimioterapia y la persona recibió, a partir de aquel momento, una secuencia de tratamientos diferentes. A finales del 2015, tuvo que dejar durante cinco días los fármacos antirretrovirales, oportunidad que el virus aprovechó para proliferar de nuevo. El rebrote del VIH no sorprendió a los médicos, pues sabían que los fármacos mantienen el virus a raya pero no lo eliminan. Consiguieron controlar de nuevo la infección cambiando el tratamiento a una combinación distinta de antirretrovirales.
Pero el cáncer continuó progresando y llegó un momento en que un trasplante de médula ósea “era realmente su última oportunidad de supervivencia”, ha declarado Ravindra Gupta a Reuters. Los médicos buscaron al mejor donante posible para tratar el linfoma, no la infección por VIH. Pero se dio la coincidencia de que el donante más compatible tenía además la alteración genética CCR5 Delta 32.
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