Una tradición que crece desde hace 15 años dentro de un hogar cochabambino.
03/12/2025 13:34
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La Navidad ya se respira desde la puerta de la casa de la familia Santiváñez Camacho. Apenas se ingresa, el ambiente se transforma: luces cálidas, adornos traídos de distintos países y, al fondo, el protagonista absoluto de esta tradición familiar que lleva 15 años: un pesebre monumental de 4 metros por 2 metros, armado con más de 100 figuras que recrean, escena por escena, la historia completa del nacimiento del Niño Jesús.
El enorme nacimiento ocupa un ambiente entero y ha sido construido con paciencia, fe y un nivel de detalle minucioso. Cada año, las hermanas Elizabeth y Olga Santiváñez Camacho, junto a Andrea Flores Santiváñez, dedican un mes entero para levantar esta obra artesanal, donde la mayoría de las casitas y estructuras están hechas a mano. Además, cada Navidad incorporan nuevas piezas, muchas de ellas traídas de distintos países durante sus viajes.
“Este nacimiento está armado con mucho amor”, cuentan emocionadas. “Cada año lo ampliamos, buscamos nuevas ideas y ponemos nuevas formas. Es nuestro regalo a la fe y a nuestra familia”.
El recorrido por el pesebre es una verdadera narración bíblica en miniatura. Aquí, nada está puesto al azar, se puede ver la Anunciación, con el ángel frente a María, el sueño de José, representado con delicadeza, el viaje a Belén, el nacimiento, rodeado de pastores, reyes y animales de granja. Incluso la escena del palacio de Herodes, explicando la huida de la Sagrada Familia.
Cada rincón tiene movimiento, color y vida. Los cultivos están hechos de plastilina; los animales, cuidadosamente pintados; los cerros, las cuevas y las casitas, modeladas una a una.
Pero entre todas las figuras, hay una que resguarda el corazón de la familia: el Niño Jesús que heredaron de su madre, con más de 40 años de antigüedad. Una pieza sencilla, pero cargada de un valor emocional incalculable. También preside la escena otro Niño Jesús traído desde Belén, con vestimenta de Jerusalén, adquirido durante una peregrinación. “Es algo que nos llena el alma”, dicen mientras muestran la figura con un brillo especial en la mirada.
Para muchas familias cochabambinas, armar el pesebre es un momento de unión y tradición. Pero el de los Santiváñez Camacho se ha convertido en una verdadera obra de arte casera, un viaje visual por toda la historia bíblica que inspira a quienes lo visitan.
Una muestra viva de cómo la Navidad puede transformar un hogar entero y convertirse en un legado familiar que crece, año tras año, con amor, dedicación y fe.
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