Las cuatro jóvenes eran estudiantes destacadas y, por eso, recibieron becas. Además, dos de ellas tenían hijos.
12/05/2022 13:22
Escuchar esta nota
Jóvenes muy estudiosas y dedicadas a sus familias, así eran Daniela, Gladys, Jhoselyn y Rayza, las cuatro víctimas mortales de la avalancha humana que se generó el lunes en el coliseo de la Universidad Autónoma Tomás Frías, de Potosí, luego de que hicieron explotar una granada de gas.
Ellas habían logrado un historial de buenas calificaciones, lo que las convirtió en destacadas estudiantes y les otorgó becas. Además, estaban por egresar. Por otro lado, dos de las universitarias tenían hijos, una era mamá de una niña de menos de dos años y otra de dos niños. Ellas y otras dos víctimas fueron enterradas entre lágrimas y mucho dolor, el pasado martes en Potosí.
Familiares y amigos las recuerdan no solo por ser buenas alumnas, sino también por la simpatía y alegría que mostraban. Por eso, denunciaron que las obligaron a participar de la asamblea estudiantil para evitar descuentos de sus becas y multas, según informó Página Siete.
Daniela quería ser la profesional más destacada de su familia
Daniela Edith Quentasi Mamani tenía 22 años y era beneficiaria de una beca. Su familia denunció que por este beneficio la joven estaba obligada a asistir a todas las asambleas universitarias, informaron medios locales.
“Le dije que no vaya, pero ella me dijo que si no iba le descontarían de su beca”, comentó el papá de la joven.
Ella estudiaba la carrera de Contabilidad desde hace tres años. “Quería ser la profesional más destacada de toda la familia”, contó el padre.
La joven era una de las mejores estudiantes y siempre quiso sobresalir en sus notas. “Le gustaba que sus cosas sean impecables, sus tareas. Para nosotros era un orgullo”, dijo el padre, quien entre lágrimas no terminaba de creer que su hija ya no sería su compañera de viajes.
Ni bien se enteró del atentado, la mamá de Daniela corrió al hospital a buscar a su hija. “He estado parada en la puerta del hospital por una hora, luego he entrado y la he visto tendida en el suelo”, contó llorando.
Gladys buscaba ejercer como contadora
Gladys Acuña Cáceres tenía 30 años y hace un par de años decidió retomar sus estudios en la carrera de Contabilidad y terminar lo que hace un tiempo había dejado.
“Era una mujer trabajadora y su sueño era salir profesional. Se casó joven y por cuidar a sus hijitos dejó los estudios”, relató su amiga Dora.
Era mamá de dos hijos, quienes eran su mayor impulso para lograr su título profesional.
“Ella tenía todas las ganas de terminar sus estudios para que su familia y sus hijos estén orgullosos”, aseguró su compañera.
Por supuesto, Gladys quería ejercer su profesión. “Ella era una mujer muy alegre, llena de metas. Hoy le robaron todo eso”, agregó.
Sus pequeños, un niño y una niña, ahora preguntan: “¿Dónde se fue mamá?”.
“Ya se aproxima el Día de la Madre, ahora los niños a qué mamá van a abrazar, a quién van a llevar a la escuela para agasajarla”, lamentó la amiga durante el entierro en el Cementerio General de Potosí.
Jhoselyn estaba muy cerca de cumplir sus metas
Jhoselyn Hilda Paita Colque tenía 23 años y cursaba el tercer año de Administración de Empresas. Era una joven humilde y con muchos sueños por seguir porque le faltaba poco para terminar su carrera.
Era originaria del municipio de Cotagaita. Ahí realizó sus estudios de secundaria y, antes de entrar a la universidad, conversó con su familia para estudiar en la ciudad de Potosí.
Era la mejor alumna de su colegio, por lo que la Universidad Tomás Frías le otorgó una beca para que estudie la carrera que desee. Cuando llegó a Potosí, la joven se enamoró y tuvo una bebé que ahora está por cumplir dos años.
Como becaria también estaba obligada a asistir a la asamblea estudiantil, según contó su tía, Jimena Tejerina.
Tras conocer la noticia de la tragedia, la familia comenzó a entrar en pánico porque al llamar a la joven, ella no contestaba su celular. “La reconocimos por las redes sociales, porque su foto comenzó a circular para ser identificada”, dijo la tía.
Jhoselyn fue enterrada en su tierra natal.
Rayza soñana con crear una empresa de construcción
Rayza Vannia Colque Otondo tenía 24 años, era la segunda de cuatro hermanos y estaba a poco más de un año de conseguir su título de Ingeniera Civil. Había ganado una beca alimentaria, por eso siempre se esforzaba por tener buenas notas.
Ella culminó sus estudios secundarios del colegio Santa Rosa y desde entonces siempre fue una alumna destacada. Su sueño era crear una empresa de construcción.“Era el orgullo de la familia”, dijo su mamá, Faustina Otondo.
“Mi hija tenía toda una vida por delante. Esa gente le arrebató sus sueños”, lamentó la mujer. Contó que su hija tenía buenas calificaciones y jamás arrastró una materia. Indicó que sus amigos decían que era una de las más destacadas. “Yo siempre confié en ella”, dijo.
Rayza cursaba el octavo semestre de su carrera. “'Mami: te voy a construir la casa que siempre soñaste', me decía mi hija cuando nos sentábamos a charlar”, recordó.
Mira la programación en Red Uno Play
10:00
12:25
14:00
15:00
16:30
17:00
10:00
12:25
14:00
15:00
16:30
17:00