El helicóptero, enviado desde Santa Cruz, fue visto este miércoles cargando agua en el sector de Tirani para sofocar los últimos focos de calor.
20/08/2025 13:44
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Después de más de 24 horas de intenso trabajo a pie, con cisternas y bombas manuales, bomberos, voluntarios, comunarios y personal de distintas instituciones lograron contener el devastador incendio en el Parque Nacional Tunari en Cochabamba.
El refuerzo aéreo con el Bambi Bucket, el sistema de extinción de incendios adaptado a un helicóptero, llegó recién un día después, cuando las llamas ya habían consumido gran parte de la vegetación y al menos tres viviendas de comunarios, cuyos dueños lo perdieron todo.
El helicóptero, enviado desde Santa Cruz, fue visto este miércoles cargando agua en el sector de Tirani para sofocar los últimos focos de calor. Sin embargo, la llegada tardía de este recurso aéreo genera cuestionamientos y reclamos.
“Hoy se debía terminar de apagar el fuego, es la instrucción que tenemos. Con el Bambi Bucket estamos enfriando las zonas inaccesibles para los voluntarios”, explicó Samuel Pereira, responsable de las operaciones, mientras el helicóptero realizaba las descargas de agua.
Según reportes preliminares, el incendio arrasó con más de 200 hectáreas de bosque, pastizales, fauna y flora, dejando una estela de destrucción en una de las principales reservas naturales de Cochabamba.
Reclamos y dudas sin respuesta
Lo más preocupante, señalan los comunarios y voluntarios, es que Cochabamba cuenta con cinco helicópteros militares de caballería aérea, cuatro de los cuales tienen la capacidad de operar con el Bambi Bucket. Sin embargo, ninguno fue movilizado.
La versión extraoficial indica que estas aeronaves se encuentran paradas en mantenimiento, aparentemente por falta de presupuesto, aunque ninguna autoridad ha confirmado la información.
“¿Por qué tenemos que esperar a que llegue un helicóptero desde Santa Cruz, mientras aquí, en Cochabamba, hay aeronaves que podrían haber actuado a tiempo? Si el Bambi Bucket hubiera volado ayer, no estaríamos lamentando tantas pérdidas”, reclamó un comunario afectado.
Durante la jornada previa, fueron los bomberos, soldados, guardaparques, funcionarios municipales y decenas de voluntarios quienes lucharon contra el fuego, arriesgando su seguridad para contener las llamas en terrenos de difícil acceso.
Las imágenes muestran aún columnas de humo en varios sectores del Tunari. Las brigadas terrestres y las cisternas siguen ingresando para enfriar la zona y evitar que los focos de calor se reactiven. La tragedia deja al descubierto las falencias en la respuesta estatal frente a emergencias ambientales. Comunarios, voluntarios y especialistas coinciden, el arribo tardío del Bambi Bucket agravó la magnitud del desastre.
El fuego no sólo arrasó con casas y bosques, también golpeó la biodiversidad y la seguridad de familias que hoy enfrentan la pérdida total.
Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿por qué los helicópteros de Cochabamba no despegaron cuando más se los necesitaba?
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