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Exmilitar Santistevan no ve voluntad de las autoridades para perseguir el narcotráfico

Según los reportes preliminares, el ciudadano brasileño Paulo César Guerreiro Da Silva, buscado por crímenes en su país, ha sido considerado un “pez gordo” del narcotráfico y fue captura en Bolivia.

15/05/2024 12:08

El ciudadano brasileño Paulo César Guerreiro Da Silva. FOTO: NTV/RED UNO.

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El coronel retirado del Ejército, analista y abogado Jorge Santistevan, realizó un análisis crítico sobre la situación del narcotráfico en Bolivia, enfocándose en los recientes eventos relacionados con la captura de un importante capo en la comunidad Ascensión, a 180 kilómetros San Ignacio de Velasco, en la ruta hacia San Matías en el departamento de Santa Cruz.

Según los reportes preliminares, el ciudadano brasileño Paulo César Guerreiro Da Silva, buscado por crímenes en su país, ha sido considerado un “pez gordo” del narcotráfico y fue detenido en Bolivia. Este hecho ha desatado una serie de reflexiones por parte del exmilitar, quien ha destacado la prolongada impunidad con la que operan estos criminales en territorio boliviano.

“Este pez gordo del narcotráfico llevaba mucho tiempo en Bolivia y había estado siendo perseguido por delitos graves en Brasil durante más de ocho años. Esta organización criminal ha estado viviendo impune en territorio boliviano, al igual que otros cabecillas de organizaciones grandes, como Sebastián Marset. Finalmente, hemos visto cómo ponen a disposición en la frontera brasileña a Lourival Máximo da Fonseca, ese capo del narcotráfico que estuvo cerca de cuatro años viviendo de manera impune en territorio boliviano y que solo lo persiguen cuando se activa la alerta roja”, señaló el exmilitar.

Santistevan señaló que la alerta roja internacional solo parece activarse cuando hay presión externa, mientras que los capos del narcotráfico pueden vivir durante años sin ser molestados por las autoridades locales. Además, resaltó la falta de voluntad para combatir este flagelo y la capacidad de los narcotraficantes para infiltrar diversas instituciones.

“¿Cómo es posible que, en San Ignacio, donde no es la primera vez, ya van tres capos del narcotráfico en lo que va del año? Estaban viviendo en semejantes estancias donde la inversión es verdaderamente grande. ¿Cómo no se van a dar cuenta? Aquí en la ciudad y en las capitales se está persiguiendo la legitimación de ganancias ilícitas a ciudadanos que no están dedicados al narcotráfico. Pero ¿cómo puede ser que ciudadanos extranjeros que compran tierras en territorio boliviano y que conviven entre la población sean descubiertos recién cuando tienen palacios, cientos y cientos de cabezas de ganado, y granjas bien montadas? Eso llama la atención”, afirmó.
“El problema es que no hay voluntad para perseguir el narcotráfico. Por otra parte, hay que reconocer que ellos, los narcotraficantes, tienen la capacidad de tender una red en todos los niveles para penetrar en las autoridades e instituciones. Cuando se realiza un operativo, el narcotráfico es lo primero que se detecta, entonces es difícil, es como el juego del gato y el ratón, que nunca se encuentran. Al final de cuentas, ellos siguen impunes y van creciendo en su organización criminal. Estos capos del narcotráfico se refugian en territorio boliviano, pero además continúan en el negocio del narcotráfico porque tienen hoja de coca excedentaria, controlan territorios donde el Estado no entra fácilmente con la Policía, y el sistema judicial no los procesa con sentencias ejecutoriadas, por lo que tienen el paraíso narco”, añadió.

El exmilitar también expresó su preocupación por la peligrosidad de estos individuos que circulan libremente en comunidades como San Ignacio de Velasco y San Matías, donde se han realizado operativos sin resultados satisfactorios. Afirmó que la población ha perdido la confianza en las autoridades locales y que la falta de coordinación a nivel internacional dificulta el combate al crimen organizado.

“Somos el único país que tiene un sistema de radar que no funciona y que cuesta millones de dólares. Estamos regalando el combustible a precio de gallina muerta y ¿quién sabe cuánto vale en el mercado negro un litro de combustible de aviación que los abastece para llevar las toneladas de droga fuera del país? Tenemos un aeropuerto que cuenta con una pista internacional que nadie controla, hablo de la que está en el Chapare, y ¿quién dispone de esta pista? Aquellos que tienen ese territorio bajo control”, declaró.

Asimismo, Santistevan destacó la necesidad de mejorar la capacitación y equipamiento de las fuerzas policiales encargadas de combatir el narcotráfico, así como la implementación de una política decidida y firme para enfrentar esta problemática.

“Tienen que incentivar y equipar mejor a aquellos oficiales de la policía que están encargados de la lucha contra el narcotráfico, garantizándoles la actividad riesgosa que llevan a cabo, ya que el narcotráfico va mejorando en sus técnicas y tácticas operativas, superando a la Policía. Debemos establecer una política decidida y firme que declare frontalmente la guerra al narcotráfico y a las organizaciones criminales. Bolivia no puede ser un país de descanso ni un paraíso para que los narcotraficantes hagan y quieran actuar de manera impune, porque llegará el momento en que estén tomando poblaciones”, concluyó.

En conclusión, el análisis del coronel Santistevan resalta la urgencia de tomar medidas concretas para evitar que Bolivia se convierta en un refugio seguro para los narcotraficantes y sus organizaciones criminales, que podrían amenazar la seguridad de las poblaciones locales en un futuro próximo.

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