“Mis hijos querían visitarme en la fila”: Choferes ‘atrapados’ por la escasez de diésel

Largas jornadas, condiciones precarias y una creciente desesperación marcan la rutina de miles de conductores del transporte pesado que, en plena crisis de abastecimiento, pasan días enteros en fila para conseguir diésel. La escasez del combustible ha trastocado no solo su trabajo, sino también sus vidas personales, familiares y emocionales, esta situación se repite en el eje troncal del país, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

“Mis hijos querían visitarme aquí, en la fila”, relató con la voz quebrada uno de los conductores que desde hace tres días espera en los alrededores de un surtidor. “Todo es gasto aquí, estando en la fila también comemos, la plata se termina”, agregó, visiblemente agotado. Como él, cientos de choferes estacionan sus camiones en calles y rutas, convertidas en improvisados campamentos, donde la incertidumbre es la única constante.

La situación se repite a lo largo del país. Un conductor proveniente de Cochabamba describió su rutina: “De Cochabamba vengo para hacer filas, pero allá está igual. Las filas son largas, no veo a mi familia hace tres semanas”. Otro transportista afirmó que debe esperar al menos dos días para repostar, y que los turnos no se respetan siempre. “Las jornadas ya no son solo en carretera, ahora trabajamos para conseguir combustible también”, dijo.

La falta de diésel no solo retrasa entregas y encarece productos, sino que arrastra tras de sí una cadena de problemas humanos que pocas veces son visibilizados. Lo que para muchos es solo un problema logístico, para estos conductores se ha convertido en un drama cotidiano.

Mientras las autoridades no ofrecen soluciones inmediatas, los choferes siguen en las filas, con el motor apagado pero el cansancio encendido.