La comunidad de Achira revive el horror del desborde que los sorprendió mientras dormían. Entre lodo, destrucción y desaparecidos; los sobrevivientes relatan cómo pasaron la madrugada encerrados rezando, sin poder escapar, mientras el agua arrasaba con todo a su paso.
18/11/2025 7:17
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La comunidad de Achira, en Samaipata (Santa Cruz), continúa sumida en la emergencia después de casi 12 horas del desborde que arrasó 10 viviendas, dejó desaparecidos y encontró a decenas de familias durmiendo. Entre lodo, escombros y desesperación; los sobrevivientes narran cómo pasaron la madrugada encerrados en un cuarto, rogando por sus vidas mientras el agua lo destruía todo.
El silencio de la madrugada en Achira se rompió cerca de las 2:00, cuando un estruendo y gritos desesperados despertaron a los comunarios. “Escuchamos un ruido como un gato, algo así… pero era la gente pidiendo auxilio”, cuenta un vecino cuya vivienda quedó rodeada de lodo.
Apenas cinco minutos después, el agua ya estaba dentro. “Entró por la puerta como un solo mar… no había dónde escapar ni cómo pedir ayuda”, recuerda. Junto a otras personas, corrieron al único cuarto donde el agua no había llegado y se encerraron allí, sin luz, sin señal y rodeados de gritos. “Ahí hemos amanecido… rezando, rezando, gritando hasta que amaneció”, relató aun temblando al recordar las horas interminables en la oscuridad.
La angustia creció cuando pensaron en sus hijas y nietos, que debían viajar desde Santa Cruz, habrían llegado en medio del desastre. “Yo lloraba porque no sabía si mis nietos habían llegado… si estaban vivos o muertos. El agua cayó justo donde ellos viven”, cuenta entre lágrimas.
Horas después supieron que los niños no habían alcanzado a llegar. “Gracias a Dios se quedaron a medio camino… si llegaban, no sabemos si estarían vivos. Estábamos atrapados… no había luz, ni corriente, ni nada”
Intentaron pedir auxilio, pero la fuerza del agua había cortado todo. “Llamé a mi hija y le dije: ‘Por favor, pedí auxilio, mi hijita’… pero no había cómo escapar. Le dije: ‘Encerrémonos aquí, es la voluntad de Dios’”, dijo una sobreviviente.
A las 5:00 de la mañana, la escena afuera era devastadora. Casas derrumbadas, bardas arrancadas, el río cruzando por donde antes había patio y camino.
La pareja logró sobrevivir, incluso ayudó a refugiar a otras personas. Pero no todos corrieron la misma suerte. En una de las casas arrasadas había tres desaparecidos: dos mujeres y un niño. El menor fue encontrado sin vida al amanecer. Las mujeres continúan siendo buscadas. En otro punto, al frente, se reporta otra desaparecida. La cifra puede aumentar conforme avanzan las labores de rescate.
Mientras el sol ilumina los restos de la tragedia, Achira muestra casas llenas de lodo, muebles arruinados y paredes desgarradas. “El río pasó por la puerta… gracias a Dios no tumbó la casa”, dice el hombre, mientras señala la mazamorra que ahora cubre todo.
La comunidad necesita de todo, manos, herramientas, alimentos, ropa, agua, colchones. La Gobernación entregó anoche 3 toneladas de alimentos y 700.000 litros de agua, pero la ayuda es insuficiente. Hay familias que lo perdieron absolutamente todo.
Este el estremecedor relato:
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