¿El ego alto puede afectar tu vida? Te enseñamos cómo manejarlo

¿El ego, es bueno o malo?, ¿te puede llevar al éxito o al fracaso?, son solo algunas preguntas que nos hemos hecho en algún momento de nuestra vida, pero ¿cómo darnos cuenta? A continuación, un reportaje especial de la Rede Uno de Bolivia, te mostrará cómo afecta el ego en tus relaciones sociales y laborales y cómo puede manejarlo.

El ego, según el psicoanálisis de Sigmund Freud, es el yo, la parte consciente que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del super yo y la realidad del mundo exterior.

En el mundo actual nos referimos al ego cuando una persona manifiesta un exceso de mirada puesta en sí misma exclusivamente, pérdida del reconocimiento y noción del otro, soberbia y actitudes que afectan a las relaciones y convierten a la convivencia en cualquier ámbito difícil.

En este sentido, una persona con un ego muy alto tiene dificultad para conectarse con los demás de manera profunda. Cree que siempre tiene la razón no escucha, y ostenta una posición por encima del resto. De ahí el nivel de conflictividad que genera el ego manifestado en situaciones cotidianas.

Según los expertos un ego alto, podría llevarnos al fracaso, pues tener el ego muy alto distorsiona la forma en la que vemos la realidad. Según Freud el ego es insaciable. Por eso las personas egocéntricas suelen esforzarse al máximo para llevarlos a que reaccionen. Pero hay un punto en el que acarrean castigo y culpabilidad.

Los expertos señalan que una autoestima alta, no está mal, pero el exceso de autoestima podría afectar nuestra mente.

Cómo puedes reconocer si tienen un alto ego o no

A continuación, te damos una lista que nos podría ayudar a descubrir si tenemos el ego muy alto o no:

• Egos sabelotodo. Es aquel ego que cree tener la razón, siempre contesta, aunque no sepa, cree tener respuesta para todo, no se puede quedar callado.
• Ego insaciable. Es el ego “centro de mesa”, no le gusta pasar desapercibido, hace cualquier cosa para llamar la atención.
• Ego interruptor. Su necesidad de autorreferencia es tan fuerte que interrumpe permanentemente, nunca deja que los otros terminen de hablar.
• Ego envidioso. Es aquel que no soporta los triunfos y éxitos de otros. Degrada a los que cree que son mejores que él.
• Ego prestigioso. Es el ego que busca aplauso, reconocimiento y admiración, en todo lo que hace. Siempre quiere ser el mejor. Frecuentemente les dice a los demás: “te lo advertí”, “yo lo sabía”, “te lo dije”.
• Ego jinete. Se monta de lo que dicen los otros. Se aprovecha de los datos de los demás para su propio beneficio. Saca partido de lo que otros dicen para estructura sus propias intervenciones. Es copión y usurpador.
• Ego sordo. Nunca escucha. Habitualmente finge escuchar.
• Ego manipulador. Es aquel ego astuto que siempre se las arregla, ya sea tergiversando, acomodando, engañando, mintiendo o justificando para que las cosas resulten siempre a su favor.
• Ego orgulloso. Es aquel ego competitivo, discutidor, que no le gusta perder.
• Ego silencioso. Es aquel ego que calladamente tiene un discurso paralelo, es criticón, hipócrita y enjuiciador.

¿Es posible controlar el ego?

Las manifestaciones desde el ego de una persona, se traducen en acciones, actitudes y comportamientos, además de pensamientos, percepciones, recuerdos, ideas o sentimientos conscientes. Y sí, se puede controlar el ego:

• Escucha antes de responder, si es posible haz un esfuerzo consciente para esto.
• Medita todos los días. Empieza por 5 minutos y aumenta hasta completar una buena dosis de silencio y quietud interior.
• Evita sacar conclusiones apresuradas.
• Elimina del vocabulario la palabra “yo” iniciando todas tus frases.
• Si estás sufriendo y pagas las consecuencias por tu ego desbocado, busca ayuda profesional y siempre y cuando estés dispuesto a encarar este proceso en profundidad. De lo contrario no te funcionará.

Los expertos aseguran que no hay nada de malo en amarse a uno mismo y ponerse en primer lugar, eso sí, siempre y cuando miremos a nuestro alrededor, pensemos en los demás, nos pongamos en su lugar y actuemos como los seres sociales que somos.