PUBLICIDAD

Sí, los ‘opinadores’ tenían razón

Durante años se minimizó a quienes advertían sobre debilidades estructurales. Hoy, los datos les dan la razón.

19/12/2025 19:09

Escuchar esta nota

Carlos Hugo Barbery Alpire

ECONOMISTA Y ESPECIALISTA EN PRICING

La grandilocuencia de los epítetos vertidos —en sentido peyorativo, por supuesto— durante los últimos 20 años por parte del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia, especialmente hacia quienes tenían la “insolencia” de emitir críticas a la gestión económica, fue transformándose con el tiempo. Se empezó con los clásicos “neoliberales” e “imperialistas” hasta llegar al más utilizado: el de “opinadores”.

Fruto de ello, el Dr. Juan Antonio Morales, expresidente institucionalizado del Banco Central de Bolivia (BCB), escribió en el extinto diario Página Siete, el 21 de diciembre de 2014, un artículo titulado “¿Y si los opinadores tuvieran razón?”. En él sintetiza con claridad meridiana toda esa parafernalia de descrédito, amparada en que organismos internacionales —como la CEPAL— no hacían más que endilgar elogios al “modelo económico” del gobierno. Pero, fundamentalmente, Morales recuerda cuántas voces aisladas de “notables” —entre ellos premios Nobel de Economía, para nada simples “opinadores”— habían acertado en predicciones contrarias a las tradicionales alabanzas. Entre esos casos menciona a Krugman (1997-1998), o a Roubini y Rajan (2007-2009), a quienes el tiempo dio la razón. De ahí que “las instituciones financieras internacionales tienen la infeliz propensión a calificar rápidamente de milagro económico a casi todos los experimentos…” (sic).

Sin embargo, me permito añadir a esa lista la premonición de otro “notable”: Olivier Blanchard, Economista jefe del FMI en 2014. Durante la presentación del Informe de Perspectivas de la Economía Mundial (WEO) del Fondo Monetario Internacional, en una rueda de prensa ofrecida el 8 de abril de 2014 en Washington D. C., Blanchard puntualizó sobre América Latina y el Caribe lo siguiente:

“Muchas de las economías exportadoras de materias primas de la región habían tenido un ‘boom’ de precios, y con el debilitamiento de esos precios —es decir, tras el ‘boom’— el crecimiento económico sería probablemente menor que el registrado durante el periodo anterior, incluso si los precios se mantuvieran elevados. Lo que habían experimentado muchos exportadores de commodities no necesariamente representaba un crecimiento sostenible a largo plazo, sino que gran parte había sido impulsada por los altos precios de las materias primas, más que por cambios estructurales profundos”.

Este tipo de afirmaciones, junto a tantas otras vertidas en Bolivia —ya sea de manera individual, agremiada, académica o corporativa—, parecían caer en saco roto en el contexto de 2014, el año de nuestro punto de inflexión (ver gráfico de variables macroeconómicas 2000-2023). Era una situación semejante a la fábula de Esopo en La cigarra y la hormiga”: los “opinadores” —la hormiga— no se cansaban de alertar tempranamente del problema, pero desde el gobierno e incluso desde los medios de comunicación —la cigarra— se subestimó el riesgo. Y ahora que llegó la crisis —el invierno— surgen voces que, sin sonrojarse, preguntan: ¿No se pudo prever? ¿Cómo llegamos a esto? Conviene recordar que, en medio de la fiesta, quienes se deleitaban con ella eran justamente los que menos pensaban en levantar los trastes.

Por ello, a la luz de los últimos datos macroeconómicos oficiales reportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) —cuya mención y peor aún su comparación resultan ya de Perogrullo— previos a la asunción del presidente Rodrigo Paz Pereira, y como reza el adagio popular, “lo importante no es cómo se empieza, sino cómo se termina”, —y terminó con “estanflación”, es decir, recesión con alta inflación— cabe concluir que Sí, los “opinadores” tenían razón. Y que, claramente, los recursos naturales no son una “maldición”; lo es, más bien, la falta de educación y formación que permite albergar ideologías cuyos resultados hoy estamos sintiendo, pues como mencionó Juan Carlos Martínez en el Foro Económico CAINCO 2013 “La mejor materia prima de un país es el intelecto de sus ciudadanos”. Sin embargo, rayando en la paradoja, en Bolivia esto se ha ido deteriorando, pues de acuerdo al estudio: Does Education Pay in Bolivia? (INESAD, 2016) se afirma que “… hacia 1999 un año adicional de educación implicaba aproximadamente un 11% más de ingresos, dicho retorno cayó de forma sostenida entre 1999 y 2014, cuando el retorno de un año adicional de educación era apenas cerca de 4,3%...” Y extrapolando a la misma tasa sostenida, para el 2025 habrá caído hasta alrededor del 2%.

De esta manera se demuestra no solamente que lo que ocurre en el país con relación a la formación profesional está en contrasentido no solo con lo dicho por Martínez en el Foro de CAINCO 2013, sino por lo mencionado hace un siglo por el poeta cochabambino Manuel Céspedes Anzoleaga —alias “Man Césped” en su obra “Sol y Horizontes”—: “La preparación profesional es el más seguro de los bienes de la vida, saber algo con perfección es poseer en sí mismo la hacienda del porvenir, porque la vida ha dejado de ser la ciencia de los sabios, para ser el arte de los preparados”.

 

Mira la programación en Red Uno Play

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

18:00

El chapulin colorado

19:00

El chapulin colorado

20:00

Notivisión

21:00

Uno de película

23:00

La otra señorita oh

00:00

Problemas y soluciones

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD