"Yo me aferré a Dios, se lo entregué todo a él, me llené de fe, de esperanza y confié", afirmó Camila, mamá de Santino, que tiene cuatro años.
28/05/2025 7:59
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Camila es la mamá de Santino, un pequeño de 4 años, que, a pesar de su corta edad, acaba de triunfar en la batalla contra el cáncer.
En el Día de la Madre, conocimos la historia de esta mujer que es símbolo de lucha y constancia, como muchas otras mamás que acompañan a sus hijos que tienen este mismo desafío.
"Cuando uno pasa por algo así tan tan fuerte, aprende a valorar las pequeñas cosas de la vida, los momentos, lo que de verdad vale e importa. Eso pensaba en el colegio cuando veía a Santino cantando y bailando con sus compañeritos, fue increíble ese momento, eso me tuvo bastante emocionada durante toda la mañana. El regalo de que él pueda estar viviendo eso y que yo pueda estar acompañándolo", contó en Que No Me Pierda.
Camila tuvo que ser fuerte para acompañar a su hijo en estos dos años de tratamiento.
"Cuando le pasa algo a tu hijo no te queda otra que ser la fuerte y luchar porque él te tiene que ver bien. Entonces, uno se tiene que levantar y tiene que hacer como si nada pasara y estar lo mejor que uno pueda con una sonrisa, con la mejor predisposición y ganas para todo. Es difícil, pero no hay nada que con amor no se pueda lograr", afirmó.
Apuntó que lo más difícil fue verlo "sufrir y gritar por los pinchazos" que recibía, ya que eran muchos debido a los análisis y estudios que debían realizarle.
"Verlo sufrir por el dolor y que lo pinchen por todos lados del cuerpo fue muy duro, él gritaba que lo ayude, que lo saque, que basta, que ya no quería más. Esa es una de las cosas más fuerte que viví en los dos años de tratamiento", agregó.
Comentó que decidió confiar en Dios para vencer esta difícil etapa.
"Yo me aferré a Dios, se lo entregué todo a él, me llené de fe, de esperanza y confié. Viví el día a día, el paso a paso entregando todo, dando todo lo que yo podía hacer. La unión, la oración de las personas, ese amor se siente. Cuando uno se aferra a Dios, Él te hace sentir su amor y su presencia de muchas formas y a través de las personas. Entonces, yo creo que eso me mantuvo de pie y fuerte. Si miro atrás ahora y me pregunto cómo pasé eso; sé que es algo extraordinario que solo puede ser Dios", afirmó.
Develó que nunca se imaginó que sería capaz de pasar por todo esto y seguir de pie.
"Uno cree que no puede, pero es el amor de madre, el amor que trasciende cualquier cosa, que te da fuerzas y que te hace pasarlo todo y darlo todo. Mi sueño es ver crecer a mis hijos, cumplir sus sueños y estar acompañándolos en cada paso que den, que sean felices. Es lo único que importa al final", agregó.
Se dirigió a otras madres en su misma situación y les aconsejó que no pierdan la fe y la esperanza, recordando que el tratamiento de su hijo fue desde los 2 hasta los 4 años.
"Hay que vivir un día a la vez, hay que confiar en nuestros hijos, porque uno también no cree que ellos tengan esa fuerza, pero los niños son increíbles. Ellos tienen días malos, perol después están jugando y felices. Nosotros nos fuimos a vivir a Brasil 9 meses para parte del tratamiento y mi hijo ama Brasil, muchas cosas de allá que hacíamos con él. No todo son días malos, grises de tristeza y llantos; van a tener días de alegría, de felicidad, de unión, de familia; igual se puede vivir feliz, atravesando atravesando momentos difíciles", complementó.
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