De menonita conservador a influencer: Gerardo cuenta el drama de su transformación

Gerardo Menonita, un nombre que resuena con fuerza en las redes, comparte el crudo y emotivo testimonio de su radical transformación. De crecer en una comunidad menonita conservadora a convertirse en un reconocido influencer, su historia es un desafío a las convenciones y un canto a la autenticidad.

El quiebre: "No podía seguir caminando sobre los mismos pasos"

"Hubo un momento en mi vida donde todo cambió", relata Gerardo, en un sentido post publicado en sus redes sociales. "Sentí que no podía seguir caminando sobre los mismos pasos, repitiendo costumbres que ya no hablaban con mi corazón", afirma. Fue ese punto de inflexión el que lo llevó a tomar una decisión sin precedentes en su comunidad: "Fui el primer menonita en Bolivia en levantar una cámara y comenzar a crear contenido desde adentro, desde mi cultura, desde mi voz", agrega.

Este paso, aparentemente simple, no estuvo exento de consecuencias. "No fue fácil. Me señalaron. Me juzgaron. Me expulsaron de cargos dentro de la iglesia solo por hacer algo diferente, por atreverme a salir del molde," confiesa, revelando el alto costo personal de su búsqueda de identidad.

La lucha interna: "Me rompí muchas veces"

La presión y el juicio externos tuvieron un impacto profundo en Gerardo. "Tuve un colapso emocional. Lloré. Dudé. Me rompí muchas veces", admite con sinceridad. "Porque no es sencillo cargar con el peso de ser 'el que se salió del camino', cuando lo único que hice fue caminar hacia la verdad de quien soy", añade el creador de contenido.

Para él, este camino no fue un alejamiento de su fe, sino una forma más profunda de vivirla: "No para alejarme de Dios, sino para abrazarlo desde mi esencia. Porque sí, hubo un tiempo donde renuncié a mí mismo, intentando encajar. Quise ser lo que otros querían de mí. Pero ahí entendí algo poderoso: Dios no me pide que deje de ser yo. Él me ama exactamente como soy."

Amor a la cultura y legado de libertad

A pesar de los desafíos, Gerardo enfatiza su profundo afecto por sus raíces. "Amo profundamente mi cultura menonita. Y es precisamente ese amor el que me empujó a querer verla crecer, evolucionar, respirar nuevos aires", explica. Su objetivo nunca fue dividir, sino abrir caminos: "Sé que hice la diferencia. Y por eso también fui señalado. No por herir, no por dividir, sino por atreverme a hacer lo que otros no se atreven: mostrar que hay otra manera de vivir la fe, el arte, la vida."

Hoy, la recompensa es evidente. "Después de todo ese dolor, puedo decir con el corazón en alto que valió la pena. Porque ya no soy el único. Hoy hay muchos otros menonitas creando contenido, inspirando, contando sus historias. Y eso me llena el alma", comparte con orgullo. Aunque el juicio persiste, Gerardo se enfoca en el impacto positivo: "Sé que aún seré juzgado, quizá más que antes. Pero también sé que hay jóvenes y personas que ahora se sienten un poco más libres, un poco más vistos".

Con un mensaje final, Gerardo Menonita se dirige a quienes aún lo miran con desconfianza: "No les pido que me entiendan. Solo les pido que miren al cielo y recuerden el mandamiento más olvidado: 'Ama a tu prójimo como a ti mismo'".

"Esto ha sido un peso... pero también un orgullo. Un llamado. Un legado", concluye. "Fui, soy y seguiré siendo ese menonita diferente, que ama, que cree, y que camina con fe, aunque sea en dirección contraria". Su historia es, sin duda, un testimonio de resiliencia y la inquebrantable búsqueda de la autenticidad.