Luciano d'Adamo cuando abrió los ojos tras varios días en coma a causa de un accidente. Despertó creyéndose un joven de 24 años y no el hombre maduro de 63 que realmente era.
23/10/2024 9:42
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En un asombroso caso que desafió la realidad, el italiano Luciano D'Adamo se despertó un día en un Hospital de Roma con la certeza de que tenía apenas 24 años, pero el espejo le devolvió una imagen completamente distinta: la de un hombre de 63. Sin saberlo, había perdido los recuerdos de las últimas cuatro décadas de su vida tras sufrir un accidente de tráfico en 2019.
Luciano, quien fue atropellado y estuvo en coma durante un día, despertó en una realidad que no podía comprender. Creía estar en 1980, cuando trabajaba como oficial de operaciones en tierra en el aeropuerto de Fiumicino y vivía en su casa de Monte Mario, en Roma. Recordaba claramente lo que hizo el 20 de marzo de ese año, pero nada de lo que ocurrió después. El choque de enfrentarse a un mundo donde no reconocía a su esposa, su hijo ni las tecnologías modernas fue devastador.
Nunca había visto un teléfono celular
Al pedir hablar con su madre, los médicos le entregaron un teléfono celular. “Nunca había visto un aparato así de chico”, comentó asombrado. Tampoco sabía que su madre había fallecido hacía años. La mujer que lo visitó en la habitación, aunque al principio desconocido, resultó ser su esposa, a quien solo recordaba como la joven con la que estaba por casarse en 1980.
Luciano tuvo que aceptar la noticia: el accidente no había sucedido en 1980, sino en 2019. Su memoria había retrocedido 39 años, y el mundo que conoció había desaparecido. “No sabía que Italia había ganado dos mundiales o que la Roma, mi equipo, había sido campeona”, relató al diario Il Messaggero.
El hecho fue real, pero sucedió en 2019. Estuvo en coma un día. Cuando se despertó su vida había retrocedido casi 40 años. Ahora, cinco años después ha debido empezar casi de cero.
Hoy, trabaja en el área de mantenimiento de una escuela, y si bien su memoria no volvió, su sentido del humor sigue intacto. Con ironía, bromea: “A veces digo que me gustaría volar en avión, pero nunca lo he hecho, y mi esposa me corrige: ‘¿De qué hablas? ¡Estuvimos en París!’. Yo le respondo: ‘Tú has estado allí, yo no’”.
Luciano ha aceptado que jamás recuperará su vida adulta perdida, pero ha encontrado consuelo en su familia y en los pequeños momentos del presente, aunque, como él mismo cuenta con una sonrisa, de vez en cuando aún finge reconocer a viejos amigos que no recuerda.
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