“Me han mojado todo… era mi sustento”, dijo una abuelita que lloraba en las calles de La Paz

Sentada en una esquina de la avenida Díaz Romero, en la zona de Miraflores en La Paz, doña Concepción Quenallata no podía contener el llanto. Su mercadería, modesta, pero vital para su día a día, acababa de ser empapada por el agua que alguien arrojó cerca de donde ella se encontraba, el hecho ocurrió este domingo 25 de Mayo.

“Estoy toda mojada…”, decía entre lágrimas, mientras trataba de salvar lo poco que le quedaba seco. Doña Concepción vende sobre el suelo esponjas, fósforos, ganchos y otros artículos pequeños.

No tiene un puesto ni una carpa, solo una manta en la vereda y una voluntad firme por salir adelante. Cada tarde, sin falta, se instala en la esquina de Díaz Romero y Cuba con la esperanza de vender algo para poder comer.

El día del incidente, una mujer lanzó agua a la acera sin importarle que ella estaba allí sentada. Sus productos se empaparon. “Esa señora lo hizo con maldad”, dice doña Concepción con la voz quebrada. Estima que perdió cerca de 3.000 bolivianos, un golpe devastador para alguien que vive al día.

Para muchos, su mercadería podría parecer poca cosa. Pero para ella, representa todo, su trabajo, su sustento, su dignidad. No tiene celular ni redes sociales. Tampoco pide ayuda con insistencia.

Pero su rostro, marcado por la tristeza y la fortaleza, lo dice todo. Quienes deseen apoyarla pueden encontrarla, como cada tarde, en su rincón habitual de Miraflores. Ella sigue ahí, resistiendo, con la esperanza intacta de que la vida aún puede ser justa.

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