Un refugiado ucraniano sobrevivió a una tormenta abrazado a su gato.
21/08/2025 9:02
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Vladislav Duda huyó de Ucrania con lo mínimo. Perdió su casa, sus cosas, su país. Pero nunca pensó en dejar atrás a Peach, su pequeño gato naranja. Con él emprendió el cruce de las montañas hacia Rumania.
La travesía, ya de por sí dura, se volvió una pesadilla cuando una tormenta de nieve los atrapó en medio del camino. El viento golpeaba sin piedad y la nieve cubría todo. Duda resbaló y cayó por un barranco. Quedó solo, sin comida, sin ayuda. Solo con Peach.
Durante casi 24 horas, ambos resistieron abrazados. El frío era mortal, pero el animal, con su frágil cuerpo, se convirtió en su abrigo, en su única fuente de calor. “La única preocupación que tenía era el gato. No se preocupaba por sí mismo”, relató Dan Benga, director de Salvamont Maramureș, el equipo de rescate rumano que lo encontró.
Cuando lo hallaron, Duda estaba empapado, con hipotermia severa, apenas consciente. Pero no soltaba a Peach. Ni siquiera en la ambulancia. Lo llevaron al hospital y el gato fue con él. Juntos comenzaron a recuperarse, no solo del frío, sino también de todo lo que habían dejado atrás.
La historia de Duda y Peach es más que un relato de supervivencia. Es una prueba de que, en medio de la guerra y el desarraigo, la lealtad y el amor también pueden ser refugio. Porque a veces, el milagro no es solo ser rescatado, sino no haber estado solo en el camino.
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