“Pancracio”, el jabalí que quería ser perro y hoy moviliza a todo un pueblo en Argentina (Video)

En Guatraché (Argentina), un tranquilo rincón del sur pampeano, los domingos suelen terminar en calma. Pero el último tuvo una excepción inesperada, un jabalí trotando alegremente por la Avenida Zeballos, saludando con el hocico a los niños y robándose el corazón de todo el pueblo. Su nombre es Pancracio, aunque en el barrio lo conocen por su apodo más cariñoso: “el chancho perro”.

Criado desde pequeño por una familia local, Pancracio no es un animal cualquiera. Fue uno más de la casa. Compartía juegos con los perros, aceptaba galletitas de los vecinos como cualquier mascota y se dejaba mimar por los más chicos, que lo adoraban. Su carácter manso y juguetón lo convirtió en una celebridad barrial. Hasta que todo cambió.

Según relató la periodista local Yésica Vidal, una denuncia anónima activó un operativo rural que sorprendió a todos. Sin jaulas ni planificación adecuada, los efectivos retiraron al jabalí de su hogar para soltarlo en un campo cercano, con la idea de devolverlo a su “entorno natural”.

Pero Pancracio no entendió la decisión. Como si supiera que no pertenecía allí, intentó regresar. Vecinos afirmaron haberlo visto deambulando cerca del barrio otra vez, perdido, como buscando el camino a casa. Desde entonces, no se lo volvió a ver.

“El operativo no tuvo sentido. Todos sabían que era parte de la familia”, cuestionó Vidal, quien además denunció la falta de preparación de la policía para el traslado del animal. Las imágenes de su paseo por la avenida contrastan con la angustia actual de los vecinos, que no cesan en su búsqueda.

Mientras tanto, el pueblo entero se ha volcado en una campaña que une afectos y redes sociales: #TodosxPancracio. Videos del dueño llamándolo como a un perro, y recorridas comunitarias por los alrededores, reflejan el nivel de empatía que generó este singular jabalí domesticado.

“Cuando un animal se cría entre humanos, difícilmente pueda adaptarse a la vida silvestre”, advirtió Vidal, señalando el trasfondo más delicado de la historia. No se trata solo de una mascota perdida, sino de un animal que ya no sabe vivir lejos del calor de un hogar.

Mientras su paradero sigue siendo un misterio, Guatraché no pierde la esperanza. En cada rincón, alguien pregunta por él. En cada celular, su video sigue dando vueltas. Porque Pancracio no es solo un jabalí: es el símbolo peludo y entrañable de cómo una comunidad puede movilizarse por amor.