Beneficios de fomentar el espíritu emprendedor desde la universidad

El emprendimiento juvenil no solo trata de crear negocios, sino de formar personas con habilidades importantes para afrontar la vida.

19/09/2025 13:56

Beneficios de fomentar el espíritu emprendedor desde la universidad
Bolivia

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Apoyar el espíritu emprendedor en los jóvenes va más allá de ayudarlos a crear negocios. Significa darles confianza, fortalecer su liderazgo y ayudarlos a imaginar un mejor futuro. Cuando los jóvenes aprenden a emprender, no solo descubren cómo ganar dinero. También desarrollan habilidades para resolver problemas, innovar y generar un impacto positivo en su comunidad. Ayudar a pensar como emprendedor desde jóvenes se convierte en una herramienta muy valiosa.

Erick Vía, director de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que: “Para convertirse en un emprendedor exitoso, se debe tener competencias como la creatividad, planificación, liderazgo, y capacidad de negociación y adaptación al cambio”, explica el académico.     

Un estudio del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), titulado: Potencial Futuro – La Perspectiva del GEM sobre el emprendimiento juvenil, analizó el espíritu emprendedor en personas de 18 a 34 años en más de 60 países.

Una de sus principales conclusiones fue clara: los jóvenes son 1,6 veces más propensos a emprender que los adultos. Esta mayor disposición no solo demuestra su entusiasmo, sino también el potencial que tienen para generar cambios positivos. Entre los principales beneficios del emprendimiento juvenil destacan:

  • Crecimiento económico: Al crear nuevos negocios, los jóvenes ayudan a reducir el desempleo juvenil —que en regiones como Latinoamérica y Europa afecta entre el 13% y el 20%—, especialmente cuando desarrollan propuestas innovadoras.
  • Innovación y adaptación digital: Los jóvenes están más familiarizados con las nuevas tecnologías, lo que les permite lanzar startups en sectores emergentes como el comercio electrónico o la sostenibilidad ambiental.
  • Impacto social positivo: Emprender fortalece su independencia, resiliencia y motivación para generar su propio empleo, algo especialmente valioso en tiempos de crisis económica.

El emprendimiento juvenil no solo trata de crear negocios, sino de formar personas con habilidades importantes para afrontar la vida.

Uno de sus mayores beneficios es el desarrollo de competencias transversales: los jóvenes aprenden a manejar recursos, comunicarse mejor, trabajar en equipo y adaptarse a los cambios. Estas habilidades no solo les sirven para liderar sus propios proyectos, sino que los convierten en profesionales valiosos en cualquier lugar donde trabajen.

Además, empezar a emprender desde jóvenes fortalece la resiliencia. Enfrentarse a retos y fracasos les enseña a levantarse, aprender de los errores y seguir adelante con más experiencia.

El emprendimiento también impulsa la innovación y la economía. Los jóvenes, conectados con las nuevas tecnologías y tendencias culturales, traen ideas frescas que pueden modernizar sectores tradicionales o abrir nuevos mercados. Muchas startups creadas por menores de 30 años han transformado industrias completas, desde el comercio electrónico hasta el cuidado del medio ambiente.

Cuando reciben apoyo —como formación, mentoría o acceso a financiamiento—, se multiplican las oportunidades de encontrar soluciones creativas a problemas locales y globales. A nivel social, fomentar el emprendimiento juvenil ayuda a reducir desigualdades y a fortalecer las comunidades.

“El emprendedor del siglo XXI necesita mucho más que una buena idea. Debe ser visionario, flexible, empático, apasionado y, sobre todo, creativo. Emprender requiere habilidades que trascienden la técnica; es una combinación de estrategia, emoción y transformación”, explica el académico.

Un joven que emprende no solo se abre camino para sí mismo, también crea empleo, construye redes de colaboración y motiva a otros a intentarlo. En zonas vulnerables, esta energía emprendedora puede romper ciclos de pobreza, demostrando que el talento y el esfuerzo pueden vencer muchas barreras.

Iniciativas como ferias de emprendimiento, incubadoras universitarias o fondos especiales para jóvenes emprendedores son herramientas clave. Pero igual de importante es promover una cultura que valore el intento, el aprendizaje y la creatividad, en lugar de castigar el fracaso.

“En nuestra en la carrera de Administración de Empresas, se tiene una mención denominada emprendimiento, donde los alumnos desarrollan planes de negocio, donde deben demostrar los elementos principales, el estudio comercial, el estudio técnico y el estudio financiero del emprendimiento”, explica Daniel Choque, docente de la carrera de Administración de Empresas en Unifranz.

De esta manera, apoyar el emprendimiento juvenil no es solo una estrategia económica. Es apostar por una generación más creativa, autónoma y comprometida. Cada joven emprendedor que recibe apoyo puede convertirse en motor y agente de cambio, capaz de transformar su entorno y construir un futuro más justo, innovador y próspero.

 

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