Lluvias golpean Bolivia: El drama de miles de familias afectadas

La temporada de lluvias golpea con fuerza a Bolivia. Desde hace semanas, intensas precipitaciones vienen afectando a los nueve departamentos del país, dejando un saldo alarmante de 53 personas fallecidas, 10 desaparecidas y miles de familias afectadas. 

El fenómeno de La Niña, intensificado por el cambio climático, provocó un aumento en la frecuencia y severidad de los eventos climáticos extremos. En poco tiempo, se registró una cantidad de lluvia superior a la habitual, causando desbordes de ríos, inundaciones, deslizamientos de tierra y colapsos de infraestructura.

En el departamento del Beni, la situación es crítica. Amplias zonas rurales están completamente cubiertas por el agua. Comunidades enteras permanecen aisladas, y el ganado, vital para la economía local, ha sido duramente afectado: se estima que al menos 352.628 cabezas han quedado en riesgo. La población beniana pide con urgencia ayuda de las autoridades ante la magnitud del desastre.

Oruro también declaró desastre departamental. Las lluvias arrasaron con caminos y viviendas, dejando a más de 14.900 familias afectadas y al menos 6.952 damnificadas en 325 comunidades. Las calles y avenidas en las zonas urbanas están colapsadas por el agua, y la asistencia humanitaria es insuficiente.

Otra regiones, como Chuquisaca, La Paz y Santa Cruz, se encuentran en emergencia departamental. En Chuquisaca y La Paz, el desborde de ríos dejó barrios enteros bajo el agua, caminos intransitables y viviendas destruidas. En los Yungas paceños, el mal estado de las carreteras agravó el aislamiento de varias comunidades.

Santa Cruz también enfrenta un duro panorama. Las lluvias provocaron inundaciones en varias comunidades, con importantes pérdidas agrícolas. El desborde del río Cotoca y las fuertes precipitaciones urbanas afectaron tanto al campo como a la ciudad.

Cochabamba, por su parte, no ha quedado al margen. Las lluvias intensas han dejado zonas anegadas, complicando aún más el panorama nacional.

El país enfrenta no solo una emergencia climática, sino también un desafío humanitario de gran escala.

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