La fotografía resurge en redes sociales con fuerza y hay quienes que aseguran que tiene un aire casi profético.
22/04/2025 10:01
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La mano oculta en el saco, la mirada clavada en la lente y el luto en su atuendo. Así fue capturado Jorge Mario Bergoglio en 2008, mucho antes de convertirse en el Papa Francisco, en una imagen que hoy, tras su muerte a los 88 años, resurge con fuerza y un aire casi profético.
La fotografía, tomada por Pablo Leguizamón cuando Bergoglio era aún arzobispo de Buenos Aires, tiene algo más que una simple pose. Hay en ella un gesto congelado en el tiempo, el negro absoluto de su ropa, su postura firme y silenciosa, parecen anticipar el duelo que hoy atraviesa el mundo católico.
Aquel día, durante la festividad de Corpus Christi, Bergoglio se desvió del protocolo. En vez de subirse al coche oficial, descendió al subte más antiguo de Buenos Aires (Argentina). “Eso me descolocó”, contó el fotógrafo. “Era un lugar oscuro, entre estaciones se cortaba la luz… parecía una escena de otro tiempo, como un viaje hacia lo desconocido”.
Fue ahí, donde Leguizamón capturó lo que muchos consideran hoy un retrato épico, casi cinematográfico. “Ese ángulo... le daba un carácter napoleónico, pero también de soledad. Un líder que aún no era, pero ya lo parecía”, recordó.
Nadie lo reconoció entonces. Solo un hombre más, silencioso, entre la multitud. Pero ahora, esa imagen recorre el mundo con una fuerza renovada. La noticia de su fallecimiento este lunes —tras sufrir un derrame cerebral y un colapso cardiocirculatorio irreversible— tiñe de significado esa vieja foto.
Francisco, el primer papa latinoamericano, se fue como vivió, con austeridad y con un legado que apenas empieza a desentrañarse.
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