La historia salió a la luz tras una entrevista concedida a TG SPOT, del canal TRC Modena, donde Giusy, todavía conmovida, resumió su experiencia en una frase: “Estoy viva de milagro”.
05/12/2025 16:48
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Desde que recibió el alta en una clínica de Nápoles, Giusy Abruzzo, una mujer de 43 años oriunda de Módena, Italia, es conocida como “la chica de las tijeras milagrosas”. Durante cinco meses vivió con un instrumento quirúrgico de 14 centímetros dentro de su abdomen sin saberlo, mientras cada movimiento que hacía, desde agacharse hasta jugar con sus hijos, ponía en riesgo su vida.
La historia salió a la luz tras una entrevista concedida a TG SPOT, del canal TRC Modena, donde Giusy, todavía conmovida, resumió su experiencia en una frase: “Estoy viva de milagro”.
Un dolor que nadie supo explicar
El 30 de junio pasado, Abruzzo se sometió a una abdominoplastia en Nápoles para remover el exceso de piel, luego de haber bajado 50 kilos como consecuencia de una cirugía bariátrica previa. El procedimiento formaba parte del sistema público de salud, por lo que no tuvo costos adicionales.
Las referencias del cirujano eran positivas y, en principio, la operación fue catalogada como “exitosa”. Tras el reposo indicado, Giusy retomó su vida normal y volvió a su trabajo como auxiliar de enfermería en el departamento de microbiología del Hospital Policlínico de Módena. Sin embargo, pronto comenzaron las molestias.
“Sentía puntadas entre el ombligo y la ingle, sobre todo al agacharme o jugar con mi hija”, relató. Cuando acudió a control, el médico le aseguró que era normal y atribuyó el dolor a una posible hernia umbilical. Pero el malestar regresó acompañado de infecciones, que fueron tratadas con antibióticos.
A pesar de una ecografía que no mostró resultados concluyentes, se le indicó un nuevo estudio… pero recién para dos meses después.
El hallazgo que lo cambió todo
Decidida a obtener respuestas, Abruzzo acudió a otro hospital. Allí le realizaron un nuevo ultrasonido. “Vi cómo los médicos se acercaban a la pantalla uno tras otro. En ese momento me dijeron: ‘Señora, usted tiene una tijera quirúrgica en el abdomen’”, contó.
El hallazgo activó un “código rojo”. Menos de una hora después, Giusy estaba otra vez en un quirófano. El instrumento, de aproximadamente 14 centímetros, había permanecido dentro de su cuerpo desde la cirugía de junio y, según los especialistas, pudo haber perforado algún órgano vital en cualquier momento.
“Pensé en mis hijos. La noche anterior estaba dando volteretas en la cama con ellos sin imaginar lo que tenía dentro”, dijo con voz entrecortada.
Acciones legales
Tras ser intervenida exitosamente en el hospital de Sassuolo —cuyo equipo médico agradeció por haberle “salvado la vida”—, Giusy inició una demanda por mala praxis contra el cirujano de Nápoles responsable de la abdominoplastia.
“No quiero ni sus disculpas. Quiero justicia para que nadie tenga que pasar por lo que yo pasé”, afirmó. Según explicó, ella había buscado información, referencias y recomendaciones, pero aun así quedó expuesta a un error que pudo ser fatal.
Hoy, después de tres cirugías (bypass gástrico, abdominoplastia y extracción del instrumento), intenta recuperarse física y emocionalmente. “Gracias a los médicos de Sassuolo, mis hijos todavía tienen a su madre”.
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