Durante años fue adorado como un genio musical, pero detrás de su fama se escondía una de las historias más perturbadoras del Reino Unido. Once oportunidades tuvo la policía para detenerlo antes de que fuera demasiado tarde.
23/10/2025 13:22
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Ian Watkins, exvocalista de la banda galesa Lostprophets, fue en su momento una figura venerada del rock alternativo. Con millones de seguidores, discos en el top 10 y presencia constante en los festivales más importantes de Europa, parecía tenerlo todo: talento, carisma y éxito. Pero tras ese brillo se ocultaba una doble vida marcada por la oscuridad y el abuso.
Durante años, Watkins utilizó su popularidad para manipular a seguidoras y cometer crímenes atroces. Dos de ellas, cegadas por la devoción, llegaron al extremo de permitirle abusar de sus propios hijos. Las autoridades británicas tuvieron 11 oportunidades entre 2008 y 2012 para detenerlo. En 2008, su exnovia Joan había denunciado mensajes explícitos encontrados en su teléfono, donde el músico expresaba deseos y planes relacionados con menores. Llevó pruebas, nombres y hasta una computadora con evidencia, pero fue desestimada por la policía, que la calificó como una ex despechada.
La historia cambió en septiembre de 2012, cuando una redada por narcotráfico en la vivienda del artista reveló el horror. En las computadoras incautadas —una vez que expertos del centro de inteligencia británico lograron descifrar las contraseñas— se hallaron videos, fotografías y conversaciones con madres que le daban acceso a sus propios hijos.
En noviembre de 2013, Watkins se declaró culpable de 13 cargos graves, incluyendo intento de abuso infantil, posesión de material ilegal y conspiración para cometer estos actos. Fue condenado a 29 años de prisión más seis de supervisión. “Este caso rompe nuevos límites de depravación”, declaró el juez durante la sentencia. La banda Lostprophets se disolvió de inmediato. Sus compañeros aseguraron sentirse devastados y asqueados al conocer la verdadera naturaleza del hombre con quien habían compartido escenario por años.
Ya en prisión, Watkins siguió siendo noticia. En 2023 fue agredido por otros reclusos, aunque logró sobrevivir. Sin embargo, el 11 de octubre de 2025, su historia llegó a su fin en la prisión de máxima seguridad de Wakefield, conocida como “Monster Mansion” por albergar a los criminales más peligrosos del Reino Unido. El exvocalista fue hallado sin vida en su celda tras un violento ataque. Dos internos, de 25 y 43 años, fueron arrestados como presuntos responsables.
Para muchos, su muerte simboliza la justicia que el sistema no supo impartir a tiempo. El caso de Ian Watkins no solo representa la caída de una estrella del rock, sino también un espejo incómodo de cómo la idolatría y la negligencia institucional pueden encubrir el horror durante años.
Porque el mal no siempre se oculta en la oscuridad. A veces canta, sonríe y llena estadios.
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