Los peores desastres ecológicos en Santa Cruz durante 2023

En lo que va de este 2023, Santa Cruz ha sufrido los efectos de una variedad de desastres naturales y medioambientales, incluyendo incendios forestales, sequía y la contaminación de ríos.

La situación más reciente fue el descubrimiento de una gran cantidad de peces muertos en el río Amarillo de Yapacaní, un afluente del río Ichilo, alertando a los comunarios sobre una posible contaminación causada por agroquímicos. En ese sentido, reportaron la pérdida de más de 10 especies diferentes, entre ellas rayas y pirañas.

Pobladores denunciaron que, durante el Día de Todos Santos, se observó el lavado de bidones de agroquímicos en el lugar, lo que podría ser la causa de esta grave contaminación. Asimismo, la alcaldía de Yapacaní tomó muestras del agua del río Amarillo para su análisis y estudio.

Durante octubre, Santa Cruz registró una grave contaminación en el aire debido a los incendios forestales llegando a superar 300 en el Índice de Calidad del Aire (ICA), con un indicador de “extremadamente malo” que implicó efectos negativos en la salud de las personas y los ecosistemas.

La escala de la calidad del aire en el índice ICA se mide de 0 a 300 microgramos por metro cúbico (µg/m³) de partículas en el aire. Así, debido a la emisión de grandes cantidades de humo, partículas y gases contaminantes se marcó un nivel récord de 313. Esto generó que se suspendan las clases durante una semana.

En cuanto a los incendios, la última semana de octubre, la Gobernación informó que se atendieron un total de 415 emergencias, de las cuales 98 corresponden a incendios forestales y 317 a incendios de interfaz. Además, siete municipios fueron declarados en desastre; San Antonio de Lomerio, San Matías, San José, San Ignacio de Velasco, Cabezas, Yapacaní y Roboré.

El último reporte daba cuenta de 69 focos de calor en el departamento, sumando un total de 66,174 focos de calor durante el mes de octubre.

Asimismo, la afectación por incendios forestales en el departamento alcanzó las 182,050 hectáreas, de las cuales 161,000 (el 88%) corresponden a tierras de uso restringidas, como las Áreas Protegidas Nacionales, municipales, UCPN y PLUS.

La sequía también afectó al departamento, ya que a mediados del mes pasado 13 municipios se declararon en estado de desastre debido a la escasez de agua, afectando a 13,458 familias. En algunas áreas, la coyuntura es tan desesperada que han llegado al extremo de racionar el vital líquido, forzando a los pobladores a buscar fuentes alternativas.

Las autoridades respondieron con envío de cisternas y perforación de pozos. Sin embargo, se perdieron miles de hectáreas de cultivos durante esta época.

Durante los últimos dos meses, Santa Cruz también sufrió una ola de calor extremo. En las zonas de Andrés Ibáñez y Norte Integrado, las temperaturas máximas alcanzaron los 41°C. Las condiciones más críticas se concentraron en la Cordillera, donde hubo temperaturas de hasta 42°C, y en la Chiquitania, con máximas de 43°C. Los vientos del norte, con ráfagas que superan los 60 km/h, contribuyeron a la intensidad de esta ola de calor, lo que generó preocupaciones sobre la salud y el bienestar de la población.

Debido a la ola de calor extremo que se vivió en Santa Cruz, siete personas de la tercera con enfermedades de base, fallecieron en el municipio de San José de Chiquitos.

Por otro lado, al menos 12 municipios del departamento cruceño tuvieron persistentes lluvias provocando el desborde de los ríos. En ese sentido, más de 5 mil familias perdieron viviendas, vehículos y sus cultivos. La temporada de lluvia coincidió con la época de cosecha de mayo.

“Hay hectáreas que están totalmente bajo el agua, hectáreas de las que no se va a cosechar nada, son pérdidas cuantiosas que quedan en negativo para productores”,  lamentó Oscar Mario Justiniano, presidente de la CAO.

Warnes, Montero, Yapacaní, Vallegrande, Puerto Pailas, Chané, San Julián, Cuatro Cañadas, San Ramón, Okinawa, Colpa Bélgica y Fernández Alonso, fueron los municipios perjudicados por las inundaciones, afectando los cultivos y poniendo en riesgo la salud de la población.

Del mismo modo, durante la época invernal, las heladas también asolaron al departamento, principalmente en los valles dañando cultivos de papa y hortalizas. Las temperaturas llegaron incluso a los menos 6 grados centígrados. El Trigal, Moro Moro, Pucará, Postrervalle y Vallegrande fueron los municipios más afectados por estas históricas heladas.