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Riesgo país y precios, un tema a analizar

28/12/2023 15:05

Santa Cruz - Bolivia

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En el artículo del mes pasado en relación a los precios y crear valor financiero mencionamos que el tema de riesgo país lo dejaríamos para esta oportunidad y como presagio a esa afirmación unos días después se conoció el nuevo ranking 2023 de riesgo país por JP Morgan, donde Bolivia en un año pasó de 563 a 2088 puntos básicos, según resumen de Asuntos Centrales, pero ese es otro análisis específico.

Lo seguro, es que un riesgo país alto no es atractivo para las inversiones externas que además de divisas normalmente traen consigo know-how e innovación, lo que les permite ofrecer productos o servicios de mayor calidad y a mejores precios –v.gr. franquicias– entiéndase mejores precios no a precios bajos sino todo lo contrario, a ese nivel de precios que está dispuesto a pagar el consumidor por recibir un valor agregado, de esta forma –parafraseando a Alejandro Ruelas Gosi– se pagarán mejores salarios y los países avanzan. Entonces, ¿habrá alguna relación entre riesgo país alto y precios bajos? es una hipótesis a validar de manera general, aunque de manera precisa para ciertos commodities existen estudios que confirman una relación negativa como el caso de la cotización del cobre peruano (Menacho, X. 2020:25).

La antítesis de ello es que la obsesión por el precio bajo –sumado a todos los controles estatales al respecto– genera un desincentivo al emprendimiento y por consecuencia generar distorsiones en los mercados; para que ello no ocurra simplemente hay que aplicar el aforismo que, si la ley es pareja, nadie se queja y a partir de ello, pues no quedan dudas que, lo mejor es la libertad del comercio y que sea el mismo consumidor que en esa su decisión privativa de lo que considera mejor para él, decida comprar y pagar por ello.

Hay únicamente dos precios que podríamos denominarlos como “caros” en relación a la manera de provisión de bienes o servicios; los que se dan gratis o subsidiados y los que no se encuentran. Los primeros porque no son valorados como tal en el erróneo entendimiento que no cuestan, cuando en realidad el que no se los pague en su totalidad o en parte no significan que no cuestan, sino que los pagan otros; y los segundos, porque precisamente su escasez los hace ver en su real valor.

Ambas situaciones generan distorsiones en el sistema de precios pues las asignaciones no se vuelven eficientes y los costos normalmente son asumidos por los financiadores que generalmente son los Estados, el problema es que este financiamiento proviene de tres fuentes, impuestos, deuda o emisión y en cualquiera de los tres casos contribuye más al desincentivo, la única diferencia es la temporalidad de los efectos.

En consecuencia, un país que respete su institucionalidad y que tenga saludables niveles en sus variables macroeconómicas fundamentales, tenderá a tener un menor riesgo país, atraerá inversiones y será más propenso a elevar sus niveles de productividad hacia un horizonte de mejor calidad de vida. Si quedan dudas, basta con verificar los países que tienen menor riesgo país y a la vez mayor libertad económica, entre éstos encontramos a: Singapur, EEUU, Suiza, Canadá, Noruega, Finlandia, Reino Unido, Irlanda o Dinamarca; todos ellos a su vez liderando la lista de países con mayor PIB per cápita del mundo. (Ver cuadro y gráfico).

¿Aun así seguimos creyendo que para fijar precios basta con conocer los costos?

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