“Por tres años”: Abuelita de 79 años falleció esperando a sus hijos en una terminal (Video)

El jueves 24 de julio, la historia de María de Jesús Mundo, de 79 años, conmovió a todo Puebla (México) y a miles de personas en redes sociales. La anciana fue encontrada sin vida en la sala de espera de la central de autobuses, el mismo lugar donde pasó los últimos años aguardando el regreso de sus tres hijos: Víctor Manuel, Marina Guadalupe y Alma.

Originaria de Ciudad de México, María de Jesús había llegado a Puebla hace décadas, pero su vida dio un giro cuando, por razones que se desconocen, quedó sin hogar. Desde entonces, su refugio fue la terminal. Los trabajadores y viajeros la veían siempre en el mismo asiento, con la mirada perdida, como si esperara escuchar de pronto una voz familiar llamándola “mamá”.

Medios locales indican que su muerte fue por causas naturales. Testigos cuentan que en los últimos días se veía muy deteriorada, con serias dificultades para moverse. Cuando los paramédicos de la Cruz Roja llegaron, confirmaron lo que nadie quería: María de Jesús había partido, sola, en el mismo sitio donde tantas veces dijo que “algún día” sus hijos volverían por ella.

Un video difundido en 2024 hizo que su historia trascendiera fronteras. En él, se escucha a la anciana hablar de “Almita”, una de sus hijas, a quien decía comprender porque “tal vez estaba ocupada y por eso tardaba tanto”. Aquellas palabras hoy duelen más, pues algunos medios aseguran que Alma habría muerto intentando cruzar la frontera hacia Estados Unidos. La versión no ha sido confirmada, pero alimenta la tristeza de un relato marcado por el abandono y la esperanza que nunca se apagó.

Entre los usuarios de redes sociales, muchos la llaman “la abuela de la terminal”. Otros simplemente dicen que su vida es un espejo de tantas historias de olvido. Pero hay algo que todos coinciden en resaltar, María de Jesús murió esperando amor.

Su asiento vacío en la central de autobuses de Puebla se ha convertido en un altar improvisado. Flores, velas y cartas adornan el lugar donde la anciana pasó sus últimos años. En cada mensaje se lee la misma promesa: “Nunca más alguien debería morir esperando a su familia”.