El bóxer intervino cuando vio a su amigo de cuatro patas en apuros.
19/05/2025 11:54
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En una escena que parece sacada de una película, pero que ocurrió en la tranquilidad de una casa común, un perro bóxer llamado Reggie demostró que el vínculo entre animales puede ser tan fuerte, como el de cualquier humano.
La semana pasada, Yogi, un bulldog inglés de seis años que sufre de epilepsia severa, experimentó una repentina y peligrosa convulsión mientras se encontraba solo en casa. O al menos, eso parecía. Porque no estaba realmente solo, junto a él estaba Reggie, su inseparable compañero de aventuras.
Aunque Reggie había presenciado solo una vez uno de los ataques de Yogi, algo en su instinto le dijo que debía actuar. Y lo hizo. Mantuvo a su amigo erguido, lo animó a moverse, evitó que quedara tendido sobre su propio vómito o saliva, una complicación común y potencialmente mortal durante una crisis epiléptica.
Durante tres largas horas, Reggie no se separó de él. Lo empujaba suavemente con la cabeza, lo lamía, y no dejó que se rindiera. Cuando finalmente los dueños llegaron a casa, encontraron a un Yogi agotado, pero vivo. Y a su lado, un Reggie alerta, como si supiera que había hecho algo grande.
La familia no tardó en reconocer al héroe peludo, esa misma noche, Reggie fue premiado con un suculento bistec. Pero su verdadera recompensa fue más profunda, el amor eterno de quienes lo vieron, por primera vez, no solo como un perro... sino como un salvador.
"Reggie nos enseñó lo que es la lealtad sin condiciones", dijo uno de los dueños. "Yogi está vivo gracias a él".
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