El diseñador moderno comunica con propósito en la era de la inteligencia artificial

El rol del diseñador moderno exige adaptabilidad, formación continua y una mirada crítica hacia la propia práctica.

29/10/2025 14:18

El diseñador moderno comunica con propósito en la era de la inteligencia artificial
Bolivia

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La imagen y la experiencia visual influyen gran parte de la comunicación. Con la incorporación del internet y ahora la inteligencia artificial (IA) el diseñador moderno enfrenta el desafío de reinventarse constantemente. En Bolivia, este reto adquiere una dimensión particular porque debe equilibrar la herencia cultural con la exigencia tecnológica y conceptual de los estándares internacionales para que la propuesta pueda traspasar fronteras.

Sonia Quispe Herrera, docente de la carrera de Diseño Gráfico y Producción Cross Media de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) sostiene que el diseño contemporáneo ya no se limita a la estética. Hoy, el diseñador es un estratega visual, un mediador entre la creatividad y la funcionalidad, entre lo local y lo global. 

“Los diseñadores gráficos se enfrentan a varios desafíos.El principal creo que es el desconocimiento del trabajo que realizan los diseñadores a nivel de trabajo, del proceso, de la parte creativa. Somos los héroes que tal vez estamos escondidos en el ámbito de la comunicación visual”, explica la académica.

Para ella, el mayor reto sigue siendo la falta de comprensión del impacto del diseño en la comunicación y en la construcción de identidad. “Sin el diseño no habría espacios de comunicación visual, ni campañas publicitarias o branding. El desafío principal es hacer que se conozca el proceso creativo y el valor que aportamos”, sostiene Quispe.

El rol del diseñador moderno exige adaptabilidad, formación continua y una mirada crítica hacia la propia práctica. En un mercado cambiante, marcado por la inteligencia artificial, el diseño sostenible y la comunicación digital, la actualización constante son clave. Sin embargo, la modernidad no significa renunciar a las raíces. 

En este contexto, la formación académica y la práctica profesional se convierten en pilares esenciales. “Los talleres que se dan en la Bienal Internacional del Cartel 2025 les permiten aprender de forma práctica y, por supuesto, es un espacio estimulante para la creatividad”, explica Quispe, al destacar la importancia de los espacios donde los estudiantes aplican el conocimiento a proyectos reales.

De la misma manera, el diseñador, ilustrador y coordinador general de la BiCeBé, Frank Arbelo,  considera: “Hay que mantenerse actualizado con las nuevas tecnologías y tendencias, pero sin dejar de mirar lo que se ha hecho. Se aprende de los maestros; es un error querer crearlo todo de cero”, destaca.

Esa doble mirada, hacia el futuro y hacia el pasado, es la que define al diseñador moderno. Arbelo destaca además la vigencia del diseño como una herramienta expresiva: “El diseño mantiene su protagonismo y creo que siempre va a estar ahí. Probablemente los soportes cambien, pero la forma de hacer y comunicar va a seguir estando siempre presente, aun con la aparición de las nuevas tecnologías”, explica. Esta reflexión apunta a que el valor del diseño radica en la capacidad de adaptación sin perder la esencia.

De esta manera, el diseñador contemporáneo debe ser, además, un observador de su entorno. En Bolivia, ese entorno está marcado por una rica diversidad cultural que puede convertirse en una ventaja competitiva. Integrar símbolos, técnicas y narrativas locales en lenguajes globales permite proyectar una identidad visual auténtica. La innovación, entonces, surge del diálogo entre tradición y tecnología, entre comunidad y mercado.

Es un trabajo conjunto

Pero la tarea no es individual. El país aún requiere políticas de fomento, redes de apoyo y plataformas de difusión que visibilicen el trabajo creativo. Sin una industria sólida ni espacios permanentes de exhibición, muchos diseñadores quedan relegados a circuitos locales o digitales de baja escala. Superar esta fragmentación implica reconocer al diseño como motor de desarrollo cultural y económico.

“Es importante destacar el trabajo del diseño, puesto que sin él no habría espacios de comunicación visual en donde se pudiera comunicar a partir de branding, carteles, campañas publicitarias y demás”, destaca la académica.

El rol del diseñador moderno trasciende el uso de herramientas o la producción de imágenes atractivas: implica pensar estratégicamente, comunicar con propósito y actuar con sensibilidad social. El desafío, en última instancia, es construir una voz propia que dialogue con el mundo desde la autenticidad.

Según Quispe y Arbelo, el camino hacia la profesionalización pasa por la educación, la actualización y el respeto a la tradición. Solo así el diseño boliviano podrá posicionarse en escenarios internacionales, no por imitación, sino por la solidez y originalidad de su propuesta.

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