La IA también puede mejorar la excelencia educativa si se implementa con ética.
11/06/2025 14:32
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La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías más influyentes del siglo XXI, con un enorme potencial para transformar procesos económicos, mejorar la calidad de vida y ampliar las oportunidades de las personas. Sin embargo, para que esta transformación contribuya al desarrollo humano, debe estar guiada por principios éticos, marcos normativos sólidos y una visión inclusiva.
“La IA puede acelerar el desarrollo humano, pero también profundizar desigualdades si no se gestiona éticamente y con enfoque inclusivo”, advierte Milenka Ocampo, analista investigadora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Bolivia.
Con el objetivo de abrir un espacio de análisis frente a estos desafíos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) organizan el conversatorio “IA y desarrollo humano: caminos cruzados”, a realizarse el próximo 17 de junio en el auditorio de Unifranz La Paz. El evento se basará en los hallazgos del Informe de Desarrollo Humano Global 2025 del PNUD y convocará a expertos de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información (AGETIC), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Unifranz, entre otras instituciones.
La IA como aliada del desarrollo: condiciones clave
Para Ocampo, Bolivia debe avanzar en múltiples frentes para convertir a la IA en una herramienta de desarrollo: fortalecer la infraestructura digital —especialmente en zonas rurales—, asegurar el acceso equitativo a internet y establecer un marco regulatorio robusto que garantice derechos digitales y promueva la justicia algorítmica.
“Necesitamos gobernanza de datos, transparencia y protección de la privacidad. Sin estos elementos, la IA puede vulnerar derechos fundamentales”, enfatiza.
El rol de la academia: formar, democratizar, innovar
La investigadora subraya que la academia tiene un papel central en este proceso. No solo debe formar a los futuros profesionales en IA, sino también liderar la alfabetización digital, la investigación aplicada y la innovación contextualizada.
“Los laboratorios universitarios deben generar soluciones adaptadas a la realidad boliviana, con capacidad de escalar desde el Estado o el sector privado”, sostiene.
Asimismo, destaca el valor de fomentar el emprendimiento tecnológico desde las aulas, mediante hackatones, incubadoras y fab labs, que permitan a jóvenes crear soluciones locales con IA.
Educación con propósito y equidad
La IA también puede mejorar la excelencia educativa si se implementa con ética. Desde tutorías inteligentes hasta análisis predictivos para reducir la deserción, sus aplicaciones deben enfocarse en mejorar el aprendizaje y promover la equidad.
Además, Ocampo insiste en que la transformación del sistema educativo es crucial: incorporar pensamiento computacional desde los primeros niveles, alfabetización digital en comunidades vulnerables y formación de talento especializado.
“La brecha de capacidades es tan crítica como la brecha de acceso. Si solo una parte de la población comprende y maneja la IA, la desigualdad se agrava”, apunta.
También remarca la necesidad de políticas activas de inclusión digital con enfoque de género, edad, territorio y discapacidad, recordando que apenas el 12% de los investigadores en IA a nivel global son mujeres.
“La transformación tecnológica debe ir de la mano con inclusión, evidencia científica y políticas responsables. La academia y organismos multilaterales debemos construir puentes, no barreras”, concluye Ocampo.
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